Seguimos nuestro modesto repaso por las calles de la barriada del Gran Capitán, el popular (y populoso) Barrio de las Casas Nuevas. Después de estudiar a Rafael de la Hoz y Ángel Marchena, Escribano Ucelay es otro de los creadores del ensanche más ordenado de Montilla.
Tras la construcción y ocupación a finales de los años 40 del grupo Gran Capitán (148 viviendas, ermita y casa del párroco), bajo el diseño de Ángel Marchena, el Barrio se convirtió en una zona que, pese a sus iniciales inconvenientes y deficiencias, fue ganando popularidad entre una población cansada de vivir hacinada en edificios ruinosos del casco histórico o en incómodas casas vecinales.
Víctor Escribano Ucelay (Córdoba, 1913 – 1986) fue el principal arquitecto de la capital cordobesa en la segunda mitad del siglo XX junto a nuestro conocido Rafael de la Hoz. Sin grandes obras arquitectónicas en su haber, salvo la reforma que puso en valor el Alcázar de los Reyes Cristianos en el entorno de la Mezquita, sus intervenciones se centraron principalmente en construir espacios íntimos y pequeñas reformas de paisaje urbano.
No obstante, fue el redactor de varios proyectos que marcaron el devenir del nuevo barrio de Montilla: los pisos de San Francisco Solano y del Patronato Felipe Rinaldi. De similar trazado son sus promociones en las barriadas de Nuestra Señora de Araceli, en Lucena; o Virgen de la Sierra, en Cabra. Antes de ello, ya había intervenido en la dirección de urgentes reparaciones en las casas del mencionado grupo Gran Capitán, donde hubo de intervenirse en tejados y forjados.
En 1956 se inicia la obra del grupo Viviendas Sociales San Francisco Solano, las primeras 200 viviendas de Montilla. Un proyecto que, en ese urbanismo higienista de mitad del XX, proponía grandes zonas de esparcimiento y juego vecinal: las famosas plazoletas o, como popularmente se conocían, los merenderos. Con las pérgolas originales que se perdieron no muchos años después. Entre el homogéneo grupo de bloques de pisos destaca el depósito de la Plaza de la Aurora, construido por Rafael Cerezo y diseñado por Rafael de la Hoz, otro de los arquitectos del Barrio, que hasta la construcción del Pantano de Iznájar trató de paliar el déficit de agua en esta zona de la población.
Poco después del Grupo San Francisco Solano, el Barrio continuó su flirteo con los límites de la ciudad mediante la construcción de los pisos del Patronato Felipe Rinaldi y los centros formativos de Bachillerato y de Formación Profesional. Las diferentes fases de los pisos del Patronato, erigidos entre 1960 y 1965, dotaron de casi 500 nuevas viviendas (464, para ser exactos). Mezclaban el carácter asistencialista de la política de vivienda del momento con esa intención creadora de espacios libres donde tiene un lugar privilegiado la Plaza de los Salesianos, convertida rápidamente en patio de juego de los más jóvenes, y donde la cancha de baloncesto construida años más tarde tuvo un importante papel.
El Patronato Felipe Rinaldi, vinculado a la Congregación Salesiana, recibió en 1956 unos terrenos para construir su primera fase de 144 viviendas, al mismo tiempo y justo a continuación del Grupo San Francisco Solano, aunque finalmente tardaron más tiempo en construirse. Pese a que en un primer momento se ofrecieron por parte del Ayuntamiento terrenos a diversas instituciones sociales, finalmente este patronato se hizo cargo de varias promociones hasta alcanzar las 464 viviendas sociales, agrupadas en bloques de pequeños pisos que terminaron por rodear el original proyecto de De la Hoz, “50 viviendas sociales”: los pisos de ladrillo visto.
El frenético ritmo de construcción de un nuevo barrio en Montilla mantenía su pulso. A este fenómeno expansionista contribuyeron otros proyectos posteriores, vecinos como autopromotores de sus propias viviendas y negocios, que hicieron pronto de las Casas Nuevas un lugar de creciente, rápida y ordenada población.
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