Trenes que van y vienen, por Paco Vílchez


El pasado mes de junio se cumplió la primera década sin servicio ferroviario de viajeros en Montilla. Una localidad muy ligada al mundo del ferrocarril y que, poco a poco y debido a los recortes aplicados por Renfe a las líneas de baja o nula rentabilidad, vio como el último tren de cercanías pasaba hace justamente diez años.

Desde esa fecha hasta el mismo día de hoy, han sido varios los intentos tanto por parte de colectivos ciudadanos como por parte de las instituciones públicas de devolver ese servicio a la Campiña Sur. Pero, de momento, los esfuerzos no han surtido efecto. Desde ayuntamientos, como el de Puente Genil, Montilla o Aguilar de la Frontera entre otros, hasta la propia Junta de Andalucía, y pasando por la Plataforma en Defensa del Tren Rural de Andalucía, (PTRA) o Metrotren, se aúnan esfuerzos con el objetivo principal de conectar dichos municipios con el Campus de Rabanales en la capital cordobesa.

Atrás quedaron los tiempos en los que el ferrocarril satisfacía todas las necesidades. Desde viajar a Córdoba en los míticos Ferrobuses para citas médicas o disfrutar de la Feria, hasta adentrase en largos recorrido de la mano de los Estrellas y posteriormente de los Talgos 200.

Ahora, por la línea férrea 430 de la red ferroviaria española, la que une Córdoba con Málaga, transitan mercancías que rondan los trescientos cincuenta metros de longitud. Sus poco más de 188.8 km la han convertido en uno de los ejes ferroviarios de mercancías mas importantes de la Península Ibérica. Junto a la línea que une Alcázar de San Juan con Cádiz, y algunos kilómetros de las que une Linares-Baeza con Almería, dicha línea férrea 430 cuenta con todos los kilómetros electrificados, y lo que es más importante, cuenta con el nudo ferroviario de Bobadilla Estación desde donde parte la línea 420 hasta Algeciras.

Y si hablamos de Algeciras, hablamos de su puerto, el primero en movimiento de contenedores de España, también del Mediterráneo, y uno de los cinco primeros de Europa. El nuevo proyecto del Corredor Atlántico Central lo posiciona como punto de partida. La primera partida económica de este importante proyecto liberó cien millones de euros, hace ya algunos años, y a partir de ahí han ido cayendo partida tras partida, para actuar en obras de mejora e infraestructuras entre Algeciras, Córdoba y Zaragoza. Y algún euro de esa cantidad caerá en la estación de Montilla, en la que de momento los convoyes que transitan no sobrepasan los trescientos cincuenta metros, con la intención de adaptar la centenaria estación para soportar tránsito de mercancías que sobrepasen de largo los quinientos metros, y que a su vez permita dar paso a trenes con todas las garantías.

El crecimiento del corredor está garantizado, y a las muchas empresas privadas que ya operan en la línea, caso L.C.R, Transfesa, J.S.V, ALSA o la propia Renfe entre otras, son muchas las que andan buscando contratos beneficiosos para operar en los próximos años. De igual manera, la demanda de maquinistas de locomotora se ha disparado de forma que el porcentaje de encontrar empleo tras los cursos de formación roza el cien por cien. Además, la ubicación del nuevo puerto seco en Antequera, donde ya se está trabajando a muy buen ritmo, aumenta las perspectivas de crecimiento de los inversores.

Las directrices de Europa de cara a la agenda 2030, con el fin de erradicar las emisiones de Co2 y lograr un futuro mejor y más sostenible para todos, colocan al transporte ferroviario de mercancías en posición inmejorable para recibir todo tipo de apoyos económicos y mediáticos. Y ya se sabe que los apoyos en Europa tienen forma de euros. Con lo que la guerra para licitar proyectos, infraestructuras y concesiones ha empezado hace años.

De momento, y al día de hoy, Montilla mantiene estación con cantina, paso diario de mercancías, jefe de estación, trenes de pasajeros en periodo de pruebas, e, incluso un par de veces por semana, los amantes al ferrocarril pueden disfrutar del Al-Ándalus Express, el tren de lujo que recorre Andalucía. Eso sí, las posibilidades de encontrar la estación abierta y no toparnos con el cartel de la C mayúscula, indicando que esta se encuentra cerrada, es bastante baja.

Mientras tanto seguiremos acechando el paso de cualquier artefacto que transite por el ancho ibérico.

Comentarios