Teia confirma a Alba Careta en la vanguardia del jazz nacional
Uno de los grandes avances que ha supuesto la irrupción de Internet en nuestras vidas, así lo creo firmemente, ha sido la posibilidad de buscar, encontrar y conocer nuevas músicas. Quienes dedican algunas horas semanales de su vida a hacerlo saben de qué hablo.
Hace algunas décadas, los melómanos impenitentes vivían pendientes de la selección del locutor de radio de turno, de las recomendaciones de amigos, o de las arriesgadas programaciones de conciertos, en la mayoría de los casos minoritarios. Afortunadamente eso ha cambiado. Y es que la vida, sin música, es sencillamente un error por corregir. Sin ella no podríamos expresar los sentimientos más sublimes. Muchas veces falta la palabra para hacerlo y, aún con ella, no siempre se consigue transmitir tanto caudal de emoción. En esa insaciable búsqueda de emociones, la red de redes es una fuente inagotable de sorpresas que te dirige a descubrimientos musicales sorprendentes.
De esa manera encontré la música de Alba Careta... casi por casualidad. El azar me hizo detenerme en la portada del disco Orígens (2018), el primero de la trompetista y cantante catalana. Es un álbum compuesto por ocho canciones que emanan la necesidad de transmitir emociones, aunque con cierto sabor a adolescencia rebelde. Acabó por seducirme musicalmente, con la sensación de que su música aún debía reposar, como el buen vino, para ganar en carácter y madurez.
Dos años después salió a la luz Alades (2020), otros ocho temas, esta vez con mayor intensidad y solidez. Destilan la evolución de la trompetista tras conseguir el Máster en Trompeta Jazz del prestigioso Conservatorium van Ámsterdam e intercambiar experiencias con músicos de diferentes puntos del planeta.
Presentando ese disco llegó a Montijazz Vendimia, en su edición del 2021, convirtiéndose en uno de los proyectos que más ha sorprendido al público del Festival de Jazz de Montilla.
Acaba de lanzar su tercer álbum, Teia (2023). Supone la confirmación de la artista catalana y de un proyecto musical en el que también brillan con luz propia Lucas Martínez (saxofón), Roger Santacana (piano), Giuseppe Campisi (contrabajo) y Josep Cordobés (batería).
Teia es un trozo de madera proveniente del corazón del árbol, que arde muy fácilmente. Un elemento efímero, llegado el caso, pero que también simboliza la importancia de cuidar las cosas sencillas que tenemos alrededor para que formen parte de nuestra vidas. Seis composiciones propias y dos versiones de la nova cançó catalana conforman este último trabajo que supone un paso adelante en el jazz enérgico y exquisito que Alba Careta regala en cada una de sus composiciones.
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