The Division 2: Warlord The New York, por David Luna


Normalmente no solemos prestar atención a la historia de los shooters, pues es una mera excusa para pegar tiros sin más pretensión que ir dejando un reguero de cadáveres. Es tanta la desidia que muchas veces no sé si estoy salvando el mundo o conquistando una colina en Okinawa, pero qué importa si yo lo que quiero es masacrar NPCs como si no hubiera un mañana.

Lo que nos gusta en un juego de disparos es vaciar el cargador del arma y hacerlo ya, da igual que sea contra nazis (como en “Wolfenstein”) o contra demonios del infierno (como en “Doom”). Pero en estos días tan aciagos de confinamiento en los que irnos a tomar una cervecita nos parece tan lejano como ir a la luna..., cualquier entretenimiento que nos distraiga la mente es bien recibido. Sobre todo, si su temática trata de un virus mortal que se extiende por todo el mundo y cambia por completo nuestra forma de vida conocida (os suena ¿no?). 

Antes, algo así nos habría parecido ciencia ficción, pero tal como está la cosa hoy cualquier locura antes descabellada pudiera parecer plausible. Vamos, que si me dicen que los infectados del coronavirus se convierten en zombies…, corro a atrancar la puerta y me voy fabricando un arco y unas flechas por si acaso.

La historia de “The division” se resume básicamente en que un grupo terrorista diseminó un virus altamente mortal en EEUU a través del dinero aprovechando el Black Friday (lo que se llamó la fiebre del dólar o el dinero mortal), de forma que en poco tiempo murieron millones de personas (incluida la cúpula del gobierno, aunque al presidente presuntamente lo derribaron de su avión con un misil). Este hecho lo aprovecharon unos militares “renegados” para dar un golpe de estado y tomar el control del país. País que ya no existe porque la anarquía ha tomado las calles e impera la ley del más fuerte. El territorio de las principales ciudades está intervenido por bandas y facciones rivales que luchan unas contra otras por el control de los pocos recursos que quedan. Para recuperar el orden y encontrar una cura al virus mortal está la División, militares altamente cualificados con equipamiento futurista y entrenamiento de primer nivel. Ellos son la ultiman frontera que separa a la humanidad del caos más absoluto. 

“The division” salió en 2016, la segunda parte en 2019 y el DLC del “The division 2”, “Warlords of the New York” en 2020. Y es precisamente de este último del que quiero hablar. DLC es el acrónimo en inglés de Down Loadable Content, cuya traducción sería contenido descargable.  Si el juego base (“The division 2”) ya era muy divertido y estaba considerado como un “comevidas” o un “rompefamilias”, que son esos videojuegos que para ser competitivos hay que echarle un número de horas incompatibles con una existencia normal, el DLC sigue la misma senda y amplía la experiencia aún más.

En circunstancias normales, que el juego requiera de tanta atención por parte del jugador es algo malo, pero con el confinamiento casi que se agradece tener esas horas muertas para distraernos de las circunstancias terribles por la que estamos pasando. Además, como no es sano poner la tele, ni la radio, ni leer la prensa (todo es virus, virus y más virus…), viciarse a un videojuego tampoco parece una idea tan descabellada. Dentro de nuestra desgracia, Ubisoft ha sabido poner bien la fecha de salida puesto que nos llegó una semana o dos antes del confinamiento, por lo que creo que en ventas va a ser todo un éxito.

En este DLC encontraremos más contenido con más mapas, misiones, tareas, temporadas, enemigos… y, por supuesto, nuevo LOOT, que al fin al cabo es un shooter looter y se juega para conseguir equipo. Si no tienes una buena build (equipamiento, básicamente) solo vas a ser un colador y un lastre para tus compañeros de partida, que se dedicarán a reanimarte y a protegerte de los enemigos. Y sí, amigos, los jugadores que tendrán mejor equipamiento… los que compren el DLC. Esto es algo muy criticable y polémico. La mera existencia de este DLC divide a la comunidad de jugadores entre los que compraron la expansión y los que no.

Evidentemente, esto está hecho a posta para que, si queremos seguir jugando, pasemos por caja. Sin entrar en valorar si Ubisoft nos está obligando sibilinamente a comprar (que ya te digo yo que sí), hay que entender que estamos hablando de una megaempresa multimillonaria, y tiene tanto dinero porque no son hermanitas de la caridad, así que no nos iban a dar la expansión gratis. Estos no dan ni la hora sin pagar, así que con enfado o sin él, si quieres jugar con los amigos ya sabes lo que toca (y son 30 pavos). La parte positiva es que hablamos de un juego al que le puedes echar más de mil horas fácilmente, con lo que si hacemos el balance entre horas de diversión y dinero que cuesta, la cuenta nos sale a nuestro favor (y si lo piensas, es mucho más barato que, por ejemplo, el cine).

En el apartado técnico poco hay que añadir. Si “The division 2” corre en tu ordenador, su DLC lo hará igualmente. No se han añadido mejoras en forma de ray tracing ni pijadas de esas, pero a un juego como este no le hace falta y posiblemente sea hasta mejor así, porque en cuanto le pones los gráficos a tope te da algún crasheo o lagueo por la cantidad de cosas que se van a mover en pantalla. Por mi parte, recomiendo desactivar el directx 12, puesto que el juego se ve un poco peor pero es muchísimo más estable.

Si te gustó “The division 2”, le echaste tus buenas horas y tienes un grupo de amigos con los que seguir jugando, es una compra que tienes que hacer sí o sí. Si no dispones de un clan para echarte unas risas, lo que da no merece los 30 euros que cuesta; mejor te esperas, que en poco estará a mitad de precio. Y siendo realistas, durante la cuarentena es posiblemente uno de los mejores videojuegos para jugar, ya sea por la novedad, por lo divertido y adictivo que es, por la cantidad de horas que conlleva, por la temática tan actual y porque con todos los bares cerrados (y sin fútbol) es lo mejor que puedes hacer con tus colegas sin salir de casa.


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