Nano Stern, un "ladrío" musical, por Virginia Polonio

Como a Cipión y a Berganza les fue concedida la oportunidad de hablar al anochecer, “El Ladrío” nos concede la oportunidad de hablar sobre el papel. En cada número de esta revista cada página conforma un sonido diferente pues en este espacio se ladra de literatura, se ladra de arte, se ladra de viajes, algunos ladran opiniones y otros ladran poesía, en definitiva, aquí se ladra de cultura.
En esta ocasión mi “ladrío” está orientado a un tipo de música que nace a muchos kilómetros de aquí, en esta ocasión mi “ladrío” se intenta convertir en puente que trata de llegar hasta Chile, en puerta que se abre para que el lector pase y se sumerja en  la música de Fernando Daniel Stern Britzmann, cuyo nombre artístico es Nano Stern.
El pensamiento comprometido con la sociedad de este artista chileno se ha ido formando a lo largo de sus 30 años de edad por dos motivos. El primero de ellos está impreso en su sangre, pues viene dada por un acontecimiento histórico que marcó el destino de su familia ya que sus abuelos fueron una pareja de judíos que huyó del holocausto hasta llegar a este país situado al sudoeste de América del Sur.
La otra mitad de su espíritu activista lo compone la corriente musical con la que Nano Stern creció, que no es otra que la Nueva Canción Chilena, compuesta por nombres como Inti Illimani o Víctor Jara. Las voces y sonidos de esta música se convirtieron en legado para este músico que actualmente es una pieza clave en la tercera generación de cantautores chilenos.
Manteniendo la esencia de la música tradicional de su país, Nano Stern hace que sus canciones conformen un binomio perfecto entre letra y música y que su obra se pueda diferenciar de la del resto de artistas. Las historias que se narran en sus composiciones están impregnadas de humanidad y sentimiento, pues suponen puntos de vista de diferentes temáticas por las que el ser humano se cuestiona día a día.
Porque a través de géneros como la trova o el folk este artista canta a la esperanza, canta al amor, canta a la inmensidad del mundo y la pequeñez del ser humano, canta a la naturaleza, canta al dolor y canta a la alegría, canta a la muerte y canta a la vida.  Todos estos cantos toman cuerpo con el eclecticismo de su música, con la combinación de multitud de instrumentos.
Aparte de su voz, en sus discos y en sus directos están presentes instrumentos como el sitar, la flauta sauce, la guitarra o el violín. Esta mezcla de sonidos hace que su música suponga una fuerte alusión a su tierra  a la vez que elimina fronteras musicales, ya que da a conocer sonidos de otras culturas.
Desafortunadamente la obra de este artista no ha visitado aún escenarios españoles. Espero que cuando llegue hasta aquí, existan muchos oídos agazapados esperando lanzarse y disfrutar de la música de Nano Stern.

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