Grecia desde Grecia, por Berganza

Querido Cipión, a pesar de tu escepticismo para con el gobierno y el pueblo griegos, creo que la actual situación financiera y económica de Grecia no se puede explicar solo por causas internas y por sus sucesivos malos gobiernos. Y los datos son apabullantes: la deuda asciende a 344000 millones de euros, un 175 % del producto interior bruto griego; esto es unos 31000 € por cada ciudadano griego y solo los intereses suman unos 23000 millones al año. Realmente, tener deudas no es un problema para un Estado o para un particular. El problema viene cuando no puedes pagarlas.
Pagar o no pagar. Quita o re-estructuración ordenada de la deuda. Podemos llamarle de muchas maneras pero tras estos conceptos se esconde una realidad: Grecia no está en condiciones de devolver el principal prestado. De hecho, el tercer rescate aprobado se va a consumir en gran medida en pagar intereses del primer y segundo rescate.
Llegados a este punto, la actitud intransigente de los acreedores y prestamistas está contribuyendo a hundir aún más al Estado griego. Es lógico que el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y la Unión Europea pidan garantías de pago; pero si ahogan a Grecia, nunca les va a devolver el dinero. Las condiciones de los préstamos obligan a políticas monetarias y económicas muy restrictivas, es decir, de reducción del gasto público y privado. Esta reducción del consumo ya ha hundido en un 25 % el PIB griego y podría empeorar con el tercer rescate. Y con reducción del PIB, los Estados recaudan menos. Por tanto, en la contabilidad nacional griega seguirá habiendo más gastos que ingresos, creando un círculo vicioso muy difícil de romper.
Con estos rescates, Grecia se hunde y nadie saldrá ganando. Pareciera que el Eurogrupo hubiera decidido dar un castigo político ejemplarizante a Grecia, por su referéndum, sus negociadores poco ortodoxos y como terapia contra otros posibles partidos simpatizantes de las políticas de Syriza. El castigo no es un arma muy aconsejable en una negociación, porque después de estas críticas ambas partes tendrán que seguir tratando diferentes soluciones y llegando a nuevos acuerdos. Así que de cara al futuro, el Eurogrupo ha dejado abierto un camino de desconfianza absoluta. Además, ¿qué es el Eurogrupo?; es un grupo sin respaldo de los tratados europeos ni es un organismo oficial de la UE. ¿Qué legitimidad tiene para negociar en nombre de Europa? ¿Por qué los Estados miembros y sus ministros de Economía suplantan el papel del Parlamento Europeo o la Comisión, que sí son órganos oficiales de la UE?
Al Gobierno griego le asiste la legitimidad de unas elecciones y le soporta la mayoría del Parlamento griego, donde reside la soberanía nacional de los ciudadanos griegos. El Eurogrupo tiene una remota legitimidad indirecta y la fuerza que le otorga la delicada situación financiera de Grecia. Como bien explicó el presidente de la II República francesa y posterior emperador Napoleón III: "la pobreza ya no será sediciosa cuando la riqueza no sea opresiva". Esto puede ser un buen resumen del problema griego. La empobrecida Grecia dejará de ser un peligro para Europa cuando el resto de gobiernos europeos y organismos acreedores dejen de usar los préstamos como arma opresiva para obligar a un Estado soberano y democrático a aplicar políticas económicas tan restrictivas. No es fácil proponer políticas alternativas viables, pero es evidente que los rescates y sus condiciones de devolución no son la vía de salida.

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