¿Libros digitales o de papel?


La próxima edición de Otoño 2014 de la revista El Ladrío, que edita la Asociación Cutural El Coloquio de los perros, será la que haga el número 50 de la misma. Todo un evento que merece un tratamiento especial y una celebración. Una de las formas en que se realizará esa conmemoración es a través de esta web, trayendo al recuerdo algunos de los números y artículos más destacados en estos años.
En esta ocasión, lo hacemos a través de Cipión y Berganza, los protagonistas de la novela ejemplar cervantina que da nombre a nuestra asociación, quienes, allá por Primavera 2010, opinaban sobre las bondades de leer los libros en papel o en su versión digital.

Libros digitales, por Cipión
Querido Berganza, sé que mi primer argumento tal vez será un argumento serio, pero es tan importante que no puedo obviarlo: sabes que al defender los libros de papel estás defendiendo la tala de miles de árboles; tú, que defiendes el libro en su antiguo formato, tendrás que hacer una reflexión la próxima vez que observes tu biblioteca que con tanto mimo has ido componiendo. Tal vez deberías de ver en ella todos aquellos árboles que antes realizaban un trabajo por nuestro planeta, eliminando contaminación y en contra del cambio climático, y ahora decoran en la estantería del salón de tu casa.
No quiero seguir ahondando en la herida de la inconsciencia hacia nuestro planeta en la que estamos sumergidos los humanos por no ser el tema de este diálogo, y por esta razón te voy a dar ejemplos positivos de por qué deberíamos usar un libro digital. Yo utilizo un libro digital porque yo llevo en un bolsillo decenas, cientos, miles o millones de libros y tú no; yo puedo leer un libro diferente en el momento que me apetezca, tú, no; si el día se levanta gris, o si el día se ha convertido en gris, yo puedo leer un libro que me provoque una sonrisa o tal vez necesite leer una novela de amor que me espabile el corazón, tú, no. Yo con mi libro digital puedo descargar de Internet en cualquier momento el libro que necesite.
El fin de semana pasado vi que mi querido y detestado Arturo Pérez Reverte acababa de publicar su última novela, “El asedio”. En este momento, me hubiera encantado haber tenido la novela en mis manos, pero era un domingo matinal y la novela se acababa de publicar; por más que desperdiciara mi tiempo en buscar en las papelerías de mi ciudad, estoy seguro que perdería mi descanso dominical en balde.
Estimado Berganza, sé que estás más que acostumbrado a leer el periódico matutino con tu tostada y tu café con leche en la cafetería, y que por nada de este mundo cambiarías este momento. Yo te propongo modernizarlo, olvidarte el manojo de hojas desordenadas y donde las noticias ya están anticuadas, aún siendo de hoy (la velocidad a la que se producen los cambios es estresante). El cambio que te propongo es dejar de usar el viejo periódico con manchas y cambiarlo por un libro digital que gracias a su conexión a Internet esté actualizado al segundo, el cual nos enseñe no sólo una cara de la noticia sino muchas, y que con videos o audios nos permita hacernos una imagen más real de todas las noticias.
Mi anticuado amigo, sé que en tu argumentación habrás aludido al olor, al tacto y al sentimiento que te embriaga cuando coges un libro, y sé que jamás un libro electrónico podrá igualarlo, pero te pido que cada vez que cojas un libro pienses en la función que cumplía en tu planeta, ese planeta que te da luz para leer, aire para respirar y te concede la vida para que la disfrutes. Sólo un consejo te voy a dar, y es que cojas un libro digital y te sientes a la sombra de un árbol, mientras puedas.

Libros de papel, por Berganza
Querido Cipión, si quieresllámame antiguo, pero por mi edad, y la de todos los nacidos en mi siglo, nos satisface más el libro en papel que el “cacharro digital”. El papel tiene nuestra historia, nuestras emociones, nuestros aromas de nostalgia...
Alguno habrá sentido tristeza del fin del papiro, otros del fin del pergamino y ahora nosotros tú y yo, Cipión, estamos haciendo el duelo del fin del libro del papel orgánico.
De los diversos instrumentos que inventó el hombre, el más asombroso es, sin duda, el libro, Cipión. Porque el libro es una extensión de la memoria y de la imaginación, ¡le debemos tanto a las letras!
Yo sigo jugando a no ser ciego, sigo llenando mi casa de libros; algunos me producen el regusto físico del papel viejo y manoseado, otros la sensación de ser el primero en leer aquellas hojas que nadie tocó. La encuadernación, las anotaciones a pie de página, el formato de cada hoja, el color, los dibujos, el tipo de letra, todo es un todo y sin el todo sólo queda un contenido, el cual no le da vida a mi imaginación y sentido a mi memoria.
Vuelvo a abrir un libro, elijo una página y veo las anotaciones a lápiz que hice en el mismo. Cipión, eso me llena de felicidad y alegría; otras veces, nostalgia y tristeza, y otras, cobardía, miedo, por el comentario que escribí y el recuerdo que me trae, Cipión. Eso no lo tiene el “cacharro” tuyo. Sólo he alzado mi mano para coger un libro y ya me encuentro inmerso en todo lo que conlleva con simplemente tocarlo y ver una sola página suya.
Para tus ojos todos los libros son iguales, todas las páginas son las mismas. Menos mal que hubo un gran ciego que seguía llenando su casa de libros. Para mí, Cipión, los libros son algo más que “medios de comunicar información”. Me encanta el tacto de las páginas, y pasarlas inconscientemente, no depender de un botón para encender o apagar mi lectura, así como depender de una batería para saber si puedo o no terminar la página en la cual me encuentro.
Entiendo que el soporte digital o papel no hace que una cosa sea o deje de ser un libro. Otra cosa es que hoy todo lo que tiene que ver con la comunicación resulte rentable, vendiendo toda cosa que pueda ser considerada “libro”, creando diferencias sociales por el soporte digital que sea de una marca u otra, diferenciándonos, por tanto, de manera cultural. Si fuese tan bueno, ¿por qué no veo más el soporte digital?
Por eso, querido Cipión, libro y papel no es sólo un asunto de comodidad, es, más bien, que considero que hay cosas que no conviene que sean sustituidas por otras, sino que convivan juntas. Siempre habrá alguien que sepa apreciar las diferencias y agradecer que el “medio es el mensaje”.
Sólo decir, Cipión, que acabo haciéndote frente en mi “medio”, el libro-papel, y tú no me lo haces mediante tu “me-
dio”, libro-digital. Aquí la clave, aquí tu perdición y a la vez tu felicidad y alegría por haber compartido estas palabras hoy conmigo. Un abrazo perruno y feliz lectura, elijas el medio que elijas, siempre con un buen libro.

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