CR7, por Cipión

El Coloquio de los perros es la Novela Ejemplar cervantina en la que aparecen Montilla y la Camachas. Sus protagonistas, dos canes, Cipión y Berganza, también pretenden serlo de nuestra revista. En cada número, a través de sus reflexiones y posturas en páginas centrales, uno a favor y otro en contra, iremos tratando temas de interés para nuestra sociedad. En esta ocasión, ¿Cristiano Ronaldo o Lionel Messi?

Me pides, querido Berganza, argumentos para demostrar que Cristiano Ronaldo es mejor futbolista que Lionel Messi. A este respecto he de decirte, amigo, que las comparaciones no es que me parezcan odiosas sino que sencillamente hay cosas que no son comparables. ¿Podría alguien, en su sano juicio, comparar la gran Esfinge de Guiza con un mural de Antoni Tapies? Sin embargo ambas cosas están consideradas obras de arte.
Cristiano Ronaldo y Lionel Messi son futbolistas pero no es posible una comparación entre ambos; no, porque Cristiano es un héroe, un héroe en el sentido clásico del término, un personaje que tiene en sí mismo todos los valores humanos  y deportivos, todas las virtudes consideradas dignas de imitación por la juventud: pundonor, coraje, entrega a su equipo y un largo etcétera, que te detallaré más adelante. ¿Imitan los niños a Cristiano o a Messi? ¿A quién quieren parecerse los jóvenes en sus peinados, vestimenta, etc., a Cristiano o a Messi? ¿A quién contrataría un publicista a Cristiano o a Messi? ¿Y todo esto por qué? Porque todo el mundo reconoce a Cristiano como un héroe, un superhombre. 
Cristiano en los últimos tiempos se ha convertido en el benefactor de la infancia. Se le ve con niños desprotegidos, enfermos en los hospitales, etc. Pero no voy a hablarte de sus valores humanos, que todos conocemos, sino de los deportivos, que a veces por puro antimadridismo los futboleros no queréis reconocerle.
Gran pateador de libres directos, Cristiano tiene en sus piernas una potencia descomunal, superando casi siempre los 100 km/h. Más que disparos a puerta, sus pelotazos parecen bombas inteligentes. Entrenó su velocidad de la mano de un gran maestro, Usain Bolt, al que dejó impresionado. En más de un partido ha corrido los 100 metros en poco más de 10 segundos. Es también un perfecto rematador de cabeza, habiendo llegado a suspenderse a 78 centímetros de altura con los dos pies, lo que sumado a su altura le permite rematar balones a 2’63 metros de altura. A todo esto habría que sumarle la facilidad que tiene para desbloquear partidos que se ponen difíciles para su equipo, la ausencia de lesiones a lo largo de la temporada, la demostración de su valía con todos los equipos con los que juega, incluida su selección. En definitiva, un jugador sin límites.
Tres palabras latinas se han empleado como lema del olimpismo y creo que definen perfectamente a Cristiano: citius, altius, fortius; cuya traducción dice: “más rápido, más alto, más fuerte. A Messi, por el contrario, lo definen mejor las palabras que en su día nos dejó el gran Ramón María del Valle-Inclán cuando dijo que los héroes clásicos vistos a través de un espejo cóncavo producen el esperpento.

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