A menudo entendemos la pintura, vista como expresión artística, como algo que debe conmover por sí misma. Miramos los cuadros de un pintor esperando que toque la fibra de nuestro corazón sin molestarnos en intentar entender los motivos históricos, personales o de otra índole que le llevaron a reflejar un determinado tema o una manera de ejecución. Qué es lo que lleva al artista a dibujar un asunto, cuáles son sus miedos, sus fobias, intereses, por qué elige unos colores y no otros, de qué maestros se considera deudor.
Antonio Muñoz Molina propone, desde esa emoción al conocer la obra de un pintor, hacer un ejercicio intelectual a partir del mismo acto de mirar un cuadro o una fotografía. A lo largo de nueve ensayos sobre diferentes artistas, salvo dos de Goya, va haciendo un análisis del pintor, sus circunstancias de aprendizaje y sus métodos de trabajo. Nos invita a ver más allá del mismo cuadro que disecciona en cada escrito. Cada uno es una ventana abierta a la historia del artista, pero no sólo a la suya propia sino a la del tiempo que le toca vivir.
“Mirar y desear no haber mirado y no olvidar ya nunca. Mirar de cerca lo que es aceptado como indiscutible y verdadero, hasta sagrado, y descubrir su grosero simulacro”. Esto es parte del ensayo que le da título al libro completo, “El atrevimiento de mirar”, que es en sí la esencia de todos los demás ensayos, el credo y la intención con que se desarrollan los escritos. Mirar es ver y ver es recordar, es analizar y comprender.
Este libro tiene nueve partes correspondientes a artistas tan dispares como Georges de La Tour, Goya, Hopper, Picasso, Schad, Juan Genovés, Miguel Macaya e incluso un fotógrafo como Nixon. A pesar de su aparente diferencia, existe un hilo conductor entre ellos, una mirada especial y apasionante sobre el mundo. Como dice el autor, hay que saber mirar, hay que saber ver. Hay que detenerse el tiempo necesario para descubrir algo que la mirada distraída no ve. Así hay que leer.
“El atrevimiento de mirar”, Antonio Muñoz Molina, Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores.
Antonio Muñoz Molina propone, desde esa emoción al conocer la obra de un pintor, hacer un ejercicio intelectual a partir del mismo acto de mirar un cuadro o una fotografía. A lo largo de nueve ensayos sobre diferentes artistas, salvo dos de Goya, va haciendo un análisis del pintor, sus circunstancias de aprendizaje y sus métodos de trabajo. Nos invita a ver más allá del mismo cuadro que disecciona en cada escrito. Cada uno es una ventana abierta a la historia del artista, pero no sólo a la suya propia sino a la del tiempo que le toca vivir.
“Mirar y desear no haber mirado y no olvidar ya nunca. Mirar de cerca lo que es aceptado como indiscutible y verdadero, hasta sagrado, y descubrir su grosero simulacro”. Esto es parte del ensayo que le da título al libro completo, “El atrevimiento de mirar”, que es en sí la esencia de todos los demás ensayos, el credo y la intención con que se desarrollan los escritos. Mirar es ver y ver es recordar, es analizar y comprender.
Este libro tiene nueve partes correspondientes a artistas tan dispares como Georges de La Tour, Goya, Hopper, Picasso, Schad, Juan Genovés, Miguel Macaya e incluso un fotógrafo como Nixon. A pesar de su aparente diferencia, existe un hilo conductor entre ellos, una mirada especial y apasionante sobre el mundo. Como dice el autor, hay que saber mirar, hay que saber ver. Hay que detenerse el tiempo necesario para descubrir algo que la mirada distraída no ve. Así hay que leer.
“El atrevimiento de mirar”, Antonio Muñoz Molina, Galaxia Gutenberg, Círculo de Lectores.
Comentarios