El Coloquio de los perros es la Novela Ejemplar cervantina en la que aparecen Montilla y la Camachas, y da nombre a nuestra asociación. Sus protagonistas, dos canes, Cipión y Berganza, también pretenden serlo de nuestra revista. En cada número, a través de sus reflexiones y posturas en páginas centrales, uno a favor y otro en contra, iremos tratando temas de interés para nuestra sociedad. En esta ocasión, ladrando sobre sus preferencias por el vino blanco o el vino tinto.
Cipión: Vino blanco
Querido Berganza,
Permíteme comenzar esta alocución reconociendo tu exquisito paladar y tu amor por las aventuras compartidas. Sin embargo, hoy deseo abordar un tema que, aunque pueda sacudir tus convicciones, estoy seguro de que será tan entretenido como nuestras travesías literarias: la eterna disputa entre el vino blanco y el vino tinto.
Para comenzar, permíteme transportarte a las páginas de la literatura clásica, donde los nobles caballeros y los sabios filósofos se deleitaban con los placeres del vino blanco. ¿Recuerdas a aquellos valientes caballeros, Don Quijote y Sancho Panza, cuyas hazañas hemos seguido con tanto entusiasmo? Pues bien, ¿sabías que en sus aventuras se mencionaba el vino blanco como el elixir que los mantenía en pie durante sus gestas? Sí, mi querido Berganza, el vino blanco ha sido el compañero de los valientes y soñadores desde tiempos inmemoriales.
Para comenzar, déjame invitarte a un viaje en el tiempo, no tan lejos como nuestras aventuras literarias, pero sí lo suficiente como para adentrarnos en los anales de la historia del vino. ¿Sabías que Montilla ha sido un bastión de la producción vinícola durante siglos? Desde tiempos romanos hasta la época medieval, estas tierras han sido cuna de algunos de los vinos blancos más exquisitos del mundo. Así que, mi querido Berganza, cuando levantes tu copa de vino blanco, imagina que estás brindando con los mismísimos emperadores y reyes que una vez disfrutaron de este néctar divino.
Pero hablemos ahora del proceso de elaboración, ese fascinante baile de la naturaleza y la habilidad humana que convierte simples uvas en el elixir de los dioses. En Montilla, las uvas blancas, como la Pedro Ximénez y la Moscatel, son tratadas con el respeto que merecen, prensadas con delicadeza para extraer su jugo dorado y luego fermentadas en tinajas de barro o barricas de roble, creando así una variedad de vinos blancos tan diversa como deliciosa. Desde el fresco y vivaz fino hasta el sedoso y complejo joven, pasando por el rústico y auténtico de tinaja, hay un vino blanco de Montilla para cada ocasión y cada paladar.
¿Sabías que el vino blanco es el compañero perfecto para los días calurosos de verano? Nada como una copa bien fría de vino blanco para refrescar el alma y el paladar en medio del sofocante calor. Además, científicamente hablando, el vino blanco contiene menos taninos que su contraparte tinta, lo que significa menos dolores de cabeza al día siguiente. ¡Una razón de peso para optar por el blanco!
Según las estadísticas más recientes, las ventas mundiales de vinos blancos han experimentado un notable aumento en los últimos años. Este incremento se atribuye en parte a la creciente popularidad de los vinos blancos entre los consumidores más jóvenes, así como a su versatilidad y frescura, que los hacen perfectos para disfrutar en una amplia variedad de ocasiones y con diversos platos.
Pero no todo es seriedad y datos, Berganza. Ahora permíteme hacerte una comparación humorística, Berganza, para ilustrar la diferencia entre el vino blanco y el tinto. Imagina que el vino tinto es como un caballero valiente y fornido, con su capa roja ondeando al viento y su espada reluciendo al sol. En cambio, el vino blanco es como un bufón travieso y astuto, que te hace reír con sus ocurrencias y te sorprende con su ingenio. ¿Con cuál prefieres compartir tus aventuras, mi querido amigo de pelo esponjoso?
En resumen, querido Berganza, el vino blanco es mucho más que una simple bebida; es una experiencia sensorial que nos conecta con la historia, la literatura y la cultura. Así que la próxima vez que te encuentres frente a una elección, considera darle una oportunidad al blanco. Te prometo que no te arrepentirás.
¡Salud, mi amigo de cuatro patas!
Berganza: Vino tinto
Querido Cipión, el vino tinto, apreciado por su complejidad organoléptica, su arraigada presencia cultural y sus beneficios para la salud, ha sido una bebida reverenciada a lo largo de la historia, superando al vino blanco en varios aspectos.
Desde tiempos antiguos, el vino ha desempeñado un papel central en las civilizaciones alrededor del mundo. En la antigua Mesopotamia, por ejemplo, se han encontrado evidencias de elaboración de vino que datan de más de 6,000 años. Los antiguos egipcios consideraban el vino como una ofrenda a los dioses y lo asociaban con la vida después de la muerte. En la antigua Grecia, el vino no solo era una bebida común, sino también un elemento crucial en la vida social y religiosa, con festivales dedicados a Dionisio, el dios del vino y la fertilidad.
El proceso de producción del vino tinto, en comparación con el vino blanco, es una práctica que se remonta a la antigüedad. La maceración de las pieles de las uvas tintas durante la fermentación permite la extracción de pigmentos, taninos y compuestos aromáticos adicionales, lo que contribuye a su complejidad. Este método, junto con el envejecimiento en barricas de roble, ha sido perfeccionado a lo largo de los siglos, dando lugar a vinos tintos con una gama diversa de sabores y aromas.
Cipión, tú que eres un perro bodeguero, sabes que gastronómicamente, el vino tinto se considera el compañero perfecto para platos robustos y carnes grasas. Su riqueza y estructura complementan sabores intensos como los de los estofados, las carnes a la parrilla y los quesos maduros. Desde los banquetes de la antigua Roma hasta las cenas de la alta cocina contemporánea, el vino tinto ha sido un acompañamiento indispensable para una experiencia gastronómica memorable.
El vino tinto ha sido una fuente de inspiración en diversas formas artísticas. En la literatura, desde las odas a Baco de los poetas romanos hasta las descripciones detalladas de viñedos en la poesía de Pablo Neruda, el vino tinto ha sido exaltado como una metáfora de la vida, el amor y la pasión. Sus aromas, sabores y colores han sido evocados por escritores de todas las épocas, quienes han encontrado en esta bebida una fuente inagotable de inspiración. Incluso en la pluma de nuestro padre Miguel de Cervantes, el vino tinto se menciona en las aventuras del ingenioso hidalgo Don Quijote de la Mancha, donde el caballero y su fiel escudero Sancho Panza disfrutan de momentos de reflexión acompañados de buen vino tinto.
En la pintura, artistas como Diego Velázquez, Vincent van Gogh y Édouard Manet han retratado escenas de la vida cotidiana donde el vino tinto juega un papel protagonista, capturando su belleza y su importancia en la cultura europea. Desde los festines de bacanales hasta las tranquilas tardes de verano en el campo, el vino tinto ha sido representado como un elemento que une a las personas y alimenta la creatividad.
En la música, el vino tinto ha sido tema de canciones y composiciones que celebran su lugar en la vida y el amor. Desde la serenata a la copa de vino hasta la oda a la embriaguez poética, el vino tinto ha sido cantado en múltiples géneros musicales, desde el flamenco español hasta el jazz estadounidense. Sus notas y su aroma han inspirado melodías que resuenan en los corazones de quienes aprecian su magia.
En conclusión, Cipión, amigo, el vino tinto destaca sobre el vino blanco debido a su complejidad organoléptica, su arraigada presencia cultural, su versatilidad gastronómica y sus beneficios para la salud. A través de milenios de historia, el vino tinto ha sido una fuente de inspiración, celebración y convivencia para la humanidad, y su legado perdura hasta nuestros días como una de las bebidas más apreciadas y veneradas del mundo.
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