El golpe, por José Alfonso Rueda


Resulta que el 25 de diciembre es Navidad: el Niño Jesús nació en un portal en Belén. Todos lo sabemos.

Resulta también que un 25 de diciembre de 1642, según el calendario juliano aún imperante en Inglaterra, venía al mundo Sir Isaac Newton, el de la manzana, el tío que inventó la gravedad. Eso ya es menos conocido, a pesar de los intentos de Sheldon Cooper por publicitarlo.

Lo que sí que es realmente desconocido es que otro 25 de diciembre, pero de 1973, hace poco más de 50 años, se estrenaba en Estados Unidos una de esas películas que te alegran la tarde por muchas veces que la hayas visto: El golpe.

Una cinta a mayor gloria de su dúo protagonista, Robert Redford y Paul Newman, tras el éxito pocos años antes de “Dos hombres y un destino”, también dirigida por George Roy Hill, que ha terminado convirtiéndose en un clásico del cine.

La historia, ingeniosa y divertida, gira en torno a la venganza que un grupo de pillos y timadores, encantadoramente entrañables, liderados por los protagonistas, trama contra un peligroso gánster a causa del asesinato de un adorable ladronzuelo conocido y querido por todo el gremio, amigo y compinche de Johnny Hooker, el personaje al que interpreta Robert Redford. Un escarmiento que, sabiamente, deciden llevar a cabo haciendo lo que mejor saben: timar y engañar.

Eso sí, enfrentándose a un rival despiadado, que se las sabe todas y que no dudará en acabar con todos los implicados en el momento que sea consciente de la farsa urdida contra él. No quedará otra, pues, que aplicarse en un grado sublime de perfección en la mentira; tanto, que incluso conseguirán confundir al espectador a base de trucos y ardides dentro del engaño.

Además de los Oscars a la mejor película, dirección, guión original y montaje, el largometraje logró las estatuillas al diseño de vestuario, dirección artística y banda sonora. La recreación del Chicago y Nueva York de hace un siglo y la ambientación de la historia, siempre en interiores, es magnífica. La música también ayuda a crear esa atmósfera, además de apoyar ese tono simpático, burlón, divertido y bribón que el film mantiene durante todo su metraje.

Los actores y actrices de reparto están a la altura de la película y de sus dos afamados protagonistas. Destaca entre ellos el villano Doyle Lonnegan, interpretado por el británico Robert Shaw, el loco cazador de tiburones en la cinta homónima de Steven Spielberg. De hecho, durante todo el metraje del film lo vemos cojear, no por motivos de métodos de actuación tipo Stanivlaski, sino por algo tan prosaico como que se lesionó la rodilla practicando deporte justo antes de comenzar el rodaje.

Él y Newman nos brindan una de las escenas más memorables del cine de todos los tiempos, la que, para mí, es la mejor partida de cartas jamás rodada, cuando un sublime Henry Gondorff es capaz de hacer trampas mejor que Doyle Lonnegan y engañarlo por completo para sablearle el dinero con el que el entrañable grupo de timadores preparará su farsa.

También, como anécdota, mencionar que el actor que da vida efímeramente al principio de la película a Luther Coleman, el compinche de Robert Redford asesinado por orden del gánster y origen de la trama del film, es el prácticamente desconocido Robert Earl Jones, ni más ni menos que padre del mucho más afamado James Earl Jones, actor de prestigio y una de las voces más reconocidas de Hollywood, destacando entre sus interpretaciones sonoras la de Mufasa en “El rey león” o, cómo no, la de Darth Vader en “La guerra de las galaxias”.

Aunque pueda parecer anticuada en esta época de efectos especiales, cine digital e inteligencia artificial, “El golpe” sigue manteniendo su calidad de peliculón y no solo no ha perdido con la edad, sino que va ganando con el paso del tiempo, como los grandes vinos. Porque cincuenta años no es nada si el producto es bueno.

Así que ninguna forma mejor de conmemorar el aniversario que volver a verla. O si, estimado lector, aún no conoces esta película, eres afortunado: tienes la increíble suerte de poder descubrirla y deleitarte con su visionado por primera vez.

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