Cipión y Berganza: cervezas rubias o distintas

El Coloquio de los perros es la Novela Ejemplar cervantina en la que aparecen Montilla y la Camachas, y da nombre a nuestra asociación. Sus protagonistas, dos canes, Cipión y Berganza, también pretenden serlo de nuestra revista. En cada número, a través de sus reflexiones y posturas en páginas centrales, uno a favor y otro en contra, iremos tratando temas de interés para nuestra sociedad. En esta ocasión, ladrando sobre los tipos de cerveza.

Cipión: Cervezas rubias
Querido Berganza, cánido amigo y fiel compañero de parrandas y cerveceos. Tú, que, como yo, tienes más de chucho callejero que de perro de pura raza, y lo estirado y remilgado que te has vuelto. Tú, que te has bebido la cerveza lamiendo ceniceros, y resulta que ahora, antes de probar una, te fijas en el tipo de lúpulo, en los malteados y fermentaciones que tiene, la variedad del cereal o si el agua es de manantial de montaña, de balneario ferruginoso o reciclada del lavabo. Si pareces diseñador gráfico de cómo manejas los nombres de los colores y de sus tonalidades.
De los matices olfativos no te digo nada, que tú siempre has tenido buena nariz para todo.
Resumiendo, eres un esnob. O, al menos, en cuestiones cerveceras, te has convertido en uno.
Parece que hoy en día decir que te gusta la cerveza rubia de toda la vida, la lager tipo Pilsen para que me entiendas, es de catetos. Como beberse un gintónic sin hierbas o un vino fino. Todo tiene que ser exclusivo y elaborado por ingenieros de la NASA para que sea valorado y no te miren con asco cuando lo pides y lo tomas.
Berganza, ¿sabes qué te digo?, que en estas tierras que fueron del “famoso y gran cristiano Marqués de Priego, señor de la Casa de Aguilar y de Montilla” a las que nos condujo nuestro padre literario Don Miguel de Cervantes, lo mejor que te puedes beber en verano, con cuarenta asfixiantes grados a la sombra, es una caña de Cruzcampo bien fría a la recacha.
Sí, me gusta la Cruzcampo. Pero lo mismo me da si es Victoria, Estrella Galicia, Mahou, San Miguel o cualquier otra marca de eso, de cerveza rubia ligerita de graduación y bien fría, que no me maravillará con sus sensaciones organolépticas y su elaboración menos comercial, pero que me refresca, vaya que sí.
Si eso es hacer la fotosíntesis, casi que cambio mi ser canino por uno vegetal.
Me dirás que la cerveza es una bebida milenaria, que se elabora en todos los continentes, que en cada país tiene sus particularidades, incluso en cada región, que el abanico de matices que nos puede proporcionar es enorme y que en la variedad está el gusto. No te lo niego. Pero tampoco me escupas por preferir la rubia y disfrutar con ella.
Es más, tus admirados belgas, alemanes, ingleses, checos, irlandeses, los fabricantes de esos elixires sublimes de malta de cereal fermentada, adoran tomar lo mismo que yo cuando colorean sus pálidas pieles en nuestras costas andaluzas.
Y no es que el calor, el sol o pasar los Pirineos les nublen la razón o les alteren los sentidos. Simplemente, admítelo, como tú mismo argumentas, cada lugar tiene sus bebidas particulares que adapta a sus circunstancias climatológicas y sociales.
En la Europa mediterránea, en general, hay temperaturas, horas de luz y escasez de lluvias que nos animan a pasar mucho tiempo en la calle y a ser más sociables. Por eso, las cervezas que apetecen son aquellas que se toman frías, muy frías, que refrescan más, y ligeras en alcohol y en textura, que permiten poder beber más cantidad en la terraza del bar con los amigos sin embriagar o llenar el buche como otras que se toman en latitudes más boreales.
Amigo Berganza, al final es una cuestión de geografía, simple y llanamente.
Deja de ser un esnob, olvídate de modas y de calificaciones en guías expertas. Disfruta tu cerveza, la que te pongan. Sobre todo, si está bien fría.
Yo no voy a hacer como tú; no voy a ser sectario. Te he explicado que prefiero las cervezas de toda la vida y te he razonado mis argumentos, pero no me niego por ello a probar otros tipos de tan exquisito e histórico brebaje. Es más, te animo a que compartamos marcas, sabores, colores, texturas, tipos de fermentación y todo eso de lo que tanto hablas en buena conversación y compañía, mejor aún con agradable música de acompañamiento de fondo.
Te espero a final de julio en la Cata de Cerveza de nuestros amigos de la Asociación Cultural El coloquio de los perros en la cervantina Montilla.
Berganza: Cervezas distintas
Amigo Cipión, se ve que tus amos humanos solo te dan de comer pienso y siempre de la misma marca. Seguro que ellos son más variados en su alimentación y salen de los huevos y patatas fritas. Que a ver si por tener tú esa triste existencia de perro en lo culinario vamos a tener que fastidiarnos también los demás.
¿Prueba la gente siempre la misma comida, los mismos platos, solo carne o solo pescado? ¿Acaso no van a restaurantes que sirven recetas de otras gastronomías de distintos países y continentes? ¿Solo beben vino de su tierra o también los prueban de otras zonas del mundo? ¿Por qué, Cipión, cánido compañero, pretendes entonces que no hagamos lo mismo con la cerveza y que nos quedemos solo en la rubia lager Pilsen?
La cerveza es una bebida con miles de años de historia que, en su camino junto al ser humano, ha ido adquiriendo una inmensa y deliciosa variedad de formas de producirla y de variantes en sus componentes. Agua, malta, lúpulo y levadura, ya está, solo cuatro. Pero los puedes combinar en distintas proporciones, fermentar la mezcla de maneras diferentes, envejecerla más o menos en múltiples recipientes, usar distintas variedades de esos componentes o, incluso, añadir algún otro para hacerla más exótica. El resultado, cientos de recetas y miles de cervezas que probar, cada una con sus matices y sus propiedades que la hacen única.
Obviamente, a cada zona del mundo, con su climatología, sus circunstancias culturales e históricas o sus características geográficas, biológicas y geológicas, le son más propios unos tipos de cerveza que otros. Es innegable. Y por ese motivo es por el que son las más consumidas en esos lugares.
Pero eso no quita que, si eres mínimamente aficionado a este milenario líquido que nos trae hoy nuestra disertación, no puedas probar cervezas de todos los colores, sabores, olores, graduaciones y texturas. Es más, yo creo que debes hacerlo. Y comparar, y obtener un acervo, y disfrutar, y elegir. Sí, elegir aquella que más te apetezca según el momento y las circunstancias. Incluso, conocer mejor un tipo de cerveza te va a servir para aprender más de las gentes que la elaboran. Igual que cuando nos acercamos a otras gastronomías.
Quedarse en las cervezas de toda la vida no creo que sea de catetos. Más bien denota miedo a lo diferente, a lo desconocido, a ser incapaz de salir de la zona de confort. También me dirás, cánido amigo, que teniendo un piso en Fuengirola, para qué ir a otros sitios en verano. Y que para qué vas a llegarte al restaurante chino que hay a dos calles de tu casa, si enfrente tienes un estupendo bar donde hacen el salmorejo, el rabo de toro, las croquetas y los flamenquines como nadie. O que los platos en los estrellas michelín son para pasar hambre, que donde esté un buen frito variado se quiten los chefs.
¿Quieres un vino Don Simón o ginebra Hacendado?
¡Venga, Cipión, deja de ser un acomplejado y un tieso! ¡Sal de tu burbuja de lo de toda la vida! Prueba otras bebidas, otros platos, visita otros lugares, descubre otras culturas. Disfruta de otras cervezas, aunque no se sirvan tan frías, sean más oscuras o haya casi que masticarlas.
Recojo tu propuesta de acercarnos a la Cata de Cerveza de la Asociación Cultural El coloquio de los perros, la de esos amigos que ponen su revista cada tres meses a disposición de nuestras divagaciones, y me ofrezco a servirte como asesor y guía entre las decenas de marcas cerveceras que encontraremos; a explicarte de qué país y continente es cada una, qué graduación tiene, cómo se elabora y se fermenta, si la malta es de cebada, trigo o incluso arroz, la diferencia entre las artesanales y las que no… Incluso, a animarte a disfrutar la música de fondo, que ya te digo que también va a ser variada; no te esperes reguetón de ese que te gusta a ti.
Cipión, amigo, esperando ansioso que llegue el momento estoy.






















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