Cine y videojuegos, por David Luna


El cine y los videojuegos tienen una relación un poco particular y es una combinación que suele derivar en tragedia: las películas no gustan ni a críticos ni a espectadores. Me imagino a los productores reunidos diciendo este videojuego ha vendido mucho: HAGÁMOSLO película…, sin plantearse siquiera si es lo que necesita o pide el público, o lo más básico, si es posible plasmar el juego en la pantalla grande. Multitud de ejemplos me avalan para decir que si la película está basada en un videojuego, va a ser una mierda, y eso siendo generosos.

La mejor muestra lo tenemos en la saga de Resident Evil (2002), que si bien la primera película no estaba mal, las siguientes era infumables. Al final ya no sabías si estabas viendo Matrix, una peli de Jackie Chang o una mala comedia al estilo de “casi 300”. Que sí, que Milla Jovovich estaba estupenda, que las escenas de acción eran trepidantes y que algunos personajes estaban muy bien caracterizados (como Némesis), pero es que nada te transmitía ninguna sensación de estar viendo nuestro amado videojuego; todo aparecía en pantalla sin más, sin ningún sentido, y cada escena era más estrambótica que la anterior.

Pero quizá el mayor esperpento y la primera en intentar exprimir un videojuego fuera Super Mario Bros (1993), una película que nos dio vergüenza ajena y eso que la vimos de niños. Probablemente esté dentro de las veinticinco películas peores de la historia, y es que es mala a rabiar. No recomiendo su visionado ni a mi peor enemigo, pero ni para echar unas risas, porque no tiene ninguna gracia.

Otra película fallida fue Doom (2005), que no la salva ni Dwayne Johnson, The Rock (la roca para los que no están muy duchos con la lengua inglesa). La cinta no tiene sentido, es un despropósito y se ve cutre (porque es cutre); ni las escenas de acción tiene un pase. Bueno, hay que decir que tiene, tal vez, la única escena que realmente refleja lo que es un videojuego: se trata de un momento que se ve a La Roca pegar tiros en primera persona como se haría en el videojuego (eso sí mola), pero cuatro minutos no salvan una película y menos ésta.

Otro esperpento fílmico que no debería existir es Tomb Raider (2001), a pesar que una estupendísima Angelina Jolie lo intenta, pone toda la carne en el asador, pero no consigue salvar una película que no te la crees desde que empieza, aunque hay que decir que sí que su personaje está muy bien caracterizado pero un mal guion arruinó la película.

La más reciente adaptación ha sido Uncharted (2022), que es un peliculón con mayúsculas para ver en familia. No puedo valorarla con el videojuego porque jamás ha salido en PC y nunca lo he jugado, pero como película de aventuras funciona a la perfección. Y tenemos a un Tom Holland en estado de gracia que la única pega que le podemos poner es que haciendo cabriolas nos recuerda tanto a nuestro querido Peter Parker que en cada escena estamos esperando que se ponga ya el traje de Spiderman.

He dejado la mejor para el final (es ironía, por supuesto): Street Fighter, la última batalla (1994), que ni un Jean-Claude Van Damme pasado de vueltas y adicto a una “cosica” que se toma por la nariz logra que puedas empatizar con los personajes, con el lore, con el guion (ains el guion…) o nada de lo que ves en pantalla, es que ni las escenas de lucha merecen la pena. Aunque hay que decir que esta película se ha vuelto una de culto porque a veces lo muy malo se vuelve bueno y hay gente que la recuerda con cariño, hasta te dice que es de las mejores recreaciones de un videojuego (animalicos…).

Mención honorífica para peores películas sobre videojuegos son Hitman (2007), Max Payne (2008), Assassin’s Creed (2016), Mortal Kombat (1995), Detective Pokemon (2019), Sonic (2020), Alone in the Dark (2005), Príncipe de Persia (2010) y, por supuesto, Silent Hill (2006). Y lo más horrible es que hay muchas más que me dejo en el tintero, pero estas son las más populares.

También funciona en el otro sentido, se hace una película y tiene tanto éxito que se saca un videojuego, pero esto tiene más que ver con estirar el chicle para sacar rédito y la mayoría de veces tampoco sale bien. Tenemos como ejemplos los juegos de Star Wars (hay tantos que alguno sale bueno), Cazafantasmas, Harry Potter, o cualquiera de superhéroes de Marvel y DC…

Para que todo no sea malo hay que salvar la serie The Witcher (2019), que si bien está basada en una saga de libros, hasta que no se hizo un videojuego no la conocían ni en su casa a la hora de comer. Esta serie sí es muy buena y aunque la elección de personajes forzosamente inclusivos te saca un poco, al menos su historia es muy fidedigna con lo que vemos en los juegos. Y Herny Cavill es el witcher perfecto, lo ves y te lo crees. No la he visto en versión subtitulada pero el doblaje en español es extraordinario. No es una película, pero la recomiendo como una de las mejores recreaciones de un videojuego que hayamos visto (y que veremos en mucho tiempo).

En conclusión, Hollywood tiene a los videojuegos como la gallina de los huevos de oro y saca películas con el nombre de nuestros juegos fetiche para obtener rédito y llenarse los bolsillos, pero la cosa no suele salir bien y cada vez que vamos al cine ilusionados cual fan… es diarrea para los ojos. Y no aprenden, falla una película y ya van corriendo a sacar otra. Yo ya tengo como norma que, si la película lleva el nombre de un juego, no gasto mi dinero en ella, que ya sé que lo que voy a ver va a ser un cagarro del quince.



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