¿Qué pensarías si te dijesen que el COVID 19 llegó a nuestro querido planeta por un platillo volante dirigido por seres de Marte? ¿Qué harías si te dijesen que a cambio de la vacuna para acabar con esta pandemia tienes que renunciar a todo lo que tienes?
Vivimos en un mundo de usar y tirar, vivimos las consecuencias de la modernidad líquida de la que nos hablaba Zigmunt Bauman y en ese continuo cambio entra el de la información, se paga para contaminar las redes sociales a través de noticias falsas o bulos que son enviados por Whatsapp o subidos a las diferentes plataformas como Twitter o Facebook.
Y todo el mundo se preguntará, ¿por qué se paga para mentir y dañar la imagen de las instituciones que están enfrentando una pandemia mundial? Pues la respuesta es fácil, somos una ciudadanía que no vemos contra lo que luchamos, el no conocer a ese bichito nos causa miedo, impotencia y esto tenemos que soltarlo de alguna forma y ahí aparecen las redes sociales, empezamos a ver noticias que nos cabrean exageradamente, que nos dan más miedo y empiezas a leer noticias conspiranoides sobre este tema y la compartes y al compartir te haces esclavo de ellas: de su odio y de su falsedad.
Dentro de estas noticias falsas y llenas de odio también me surge la siguiente pregunta: ¿dónde ha quedado la ética de las personas? Vivimos en una sociedad “del todo vale”; así nos hemos perfeccionado en hacer montajes fotográficos, en amenazar cuando no nos gusta algo y pensamos que dando nuestra opinión llena de miedos y odio se puede solucionar algún problema.
En esta época también nos estamos haciendo expertos en vídeos “creadores del caos” donde expertos médicos hablan desde el insulto y desde el odio, sin comprender una situación sin precedentes en este siglo y donde sufrimos las injusticias del mercado, ese al que hace unos meses alabábamos y al cual nos pedían que lo dejásemos en paz que él solo se regulaba.
¿Y por qué en este mundo dónde todo va tan rápido no nos paramos a contrastar noticias y a leer noticias cuya fiabilidad sea más o menos del 90%, pensando en que todo tiene algo de subjetividad? Digamos que desde pequeños nos han ido anulando el PENSAMIENTO CRÍTICO y el consultar diferentes fuentes de información, nos conformamos con lo primero que llega a nuestras manos y ni nos lo replanteamos, si me lo ha puesto mi prima o me lo ha mandado mi padre tiene que ser verdad, ¿para qué dudar, para qué comprobar su veracidad o fiabilidad? Y de nuevo vuelta a empezar, lo reenvío a todos mis contactos.
¿Cómo dejaremos de ser esclavos de las “fake news”? No dejándonos llevar por las mentiras, el miedo y el odio que se comparte tanto en redes sociales como por mensajes de Whatsapp; contrastando las noticias, pensando lo que aporta una noticia que crea miedo y odio hacia personas que se están enfrentando a lo desconocido en ti y pensar las cosas positivas que han aportado los vídeos donde nos mandaban ánimos y esperanzas para salir de esta situación, viendo vídeos de humor que nos sacaban una sonrisa en estos tiempos tan difíciles que nos ha tocado vivir. Como diría la canción de Rozalén con Estopa, “lo que no me aporte… lejos”.
Deseo que este artículo sirva para hacernos conscientes de las mentiras que se vierten en las redes sociales y que estamos solo a un “click” de no seguir propagándolas o seguir difundiendo mentiras y odio en tiempos que solo necesitamos esperanza, apoyo y solidaridad, por ello es nuestro deber romper las cadenas de la esclavitud del siglo XXI.
Comentarios