Crónica de El Heraldo de Brácana, firmada desde el limbo por Punselito, el pajarillo narrador de cuanto acontece en la República Independiente de Brácana, y que, en representación de todos sus miembros escribe estas líneas en recuerdo y homenaje a Rafael Rubio, “El América”, fallecido en Montilla en accidente de moto el pasado 29 de septiembre.
Anoche mis compinches bracaneros volvieron al lugar del crimen EN LUNES (cuidado que este es un matiz importante). Algunos estaréis pensando que son unos descerebrados. Que no contentos con el jueves han decidido aumentar las quedadas a dos días a la semana. Pues no, os equivocáis. Si algo he aprendido en estos diez años largos es que, con sus virtudes y defectos, Brácana es diferente: algo así como una sensación común en la que todo aquello que no sean ganas de divertirse es secundario. Simple en esencia, pero complejo en el fondo. Ya lo hicieron con mi amo, cuando peor estuvo, dando pie al inicio de esta bendita locura. Pues ayer lunes volvieron a hacerlo por El América, el primer premio al mérito gastronómico de Brácana, cocinero emérito de la República, entrenador de fútbol, anfitrión, amigo...¡¡ el puto amo!!
El motivo de la reunión improvisada fue honrar su memoria. La de un colega que a esa misma hora, o un poco después, hubiera estado con todos ellos de fiesta, con motivo de su jubilación. Pero el problema es que fueron todos... menos él. Por la mañana, horas después de despedirse para siempre, aunque sin saberlo, el tiempo se detuvo. El instante justo para que El América no viera un camión estacionado cuando iba con la Elisabeth. Como excusándose por no acudir a la parranda sin un tocinito de cielo para el postre.
Así que ya sin El América, funcionó el Whastsapp y todos fueron un lunes, física o espiritualmente. Porque si algo se merecía el Rubio era una despedida con vino y comida. De lo primero hubo, pero faltó de lo último porque mandó al Ministro de Alimentación a por agua para el arroz en el momento justo.
Bueno, unas aceitunitas sí que pusieron mis colegas, para no perder las buenas costumbres. Pero, despidiendo como estaban al maestro de los fogones, ¡quién se ponía a preparar un bacalao! En Brácana se le ha dicho adiós a El América brindando con el mismo vino con el que se preparan unas alcachofas al Montilla. Porque lo mismo que en la canción de Serrat alguien pedía que lo enterraran en la ladera de un monte, más alto que el horizonte, a El América tendrían que llevarlo a la Monumental de Alvear, junto a una piña de botas, altas como su puta madre, como él diría.
Pues para hablar de cosas parecidas se reunieron el lunes. Fue poco más que la cerveza del pie de cuba y un golpe de vino. Bueno, dos, que un carro con una rueda sola... no anda. Que no hay perder las buenas costumbres. Y se acabó la tertulia del lunes. El jueves a por otra. Aunque el TIP de Brácana haya quedado suspendido, con la promesa de jugarlo algún día, si tienen tiempo.
Seguro que para entonces El América ya estará por aquí, en el Limbo. Ya le han hecho ficha, como entrenador, en el equipo chupete del club. Los tipos de talla chica, pero de un corazón enorme, son los mejores para ese puesto.
Para aquellos incondicionales que lean esta bitácora, os digo que podéis estar tranquilos. En cuanto que el Rubio llegue, le digo que en Brácana ya está pensado cuál será el rincón de El América. No le contaré que no van a poner su escudo del Madrid, pero sí que las crónicas de los jueves llevarán su firma a partir de ahora, algún día que otro.
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