Josep Pla, por Ángel Márquez

Josep Pla nació en Palafrugell a finales del siglo XIX, siendo uno de los más importantes escritores españoles del siglo XX. Conocí la obra y a Josep Pla con el libro El Cuaderno Gris, para algunos considerado su obra más importante y, como dato curioso, escrita a la jovencísima edad de 20 años. No comparto en toda su extensión este criterio. Para mí, cualquier obra de Josep Pla es una obra maestra, porque en sus escritos se propuso plasmar su vida y todo lo que le rodeaba. Todos sus libros son la prolongación de unos con otros, con distintos matices, distintos escenarios y distintas edades.
Cuando has leído algunos libros de él, conoces perfectamente cómo era, su personalidad y su manera de actuar ante la vida. Pla era un mirón. Sabia como nadie mirar todo y todos los pequeños detalles que le rodeaban, y a la vez, como nadie, sabía plasmarlos en escritos con un dominio inigualable de la utilización precisa y sorprendente de los adjetivos.
Josep Pla ha sido un escritor que ha viajado muchísimo, y de estos viajes nos ha dejado testimonio de lo ocurrido y vivido en ellos. Con estas obras, y gracias a esa manera especial y a la vez sencilla de observar y conversas con las personas, nos ha legado libros maravillosos de viajes, tanto a pie como en autobús.
En su libro Cartas desde Italia, consigue transcribirnos mucha de la belleza de lo que tenía delante de sus ojos. Con esta obra, y sin moverte de tu casa, te puedes hacer una pequeña idea de las grandezas que esconde este país, y lo consigue con una narrativa sencilla, sin altisonantes palabras e impulsos. Es un libro muy recomendable.
En los años veinte Pla se desplaza a Madrid por su trabajo como periodista. En estos años, el autor describe el mundo de la capital y de sus gentes. Por su trabajo, contacta con las personalidades políticas y culturales más importantes de aquellos años, dejándonos algunos retratos impresionantes. Hay tres libros de esta época: Madrid 1921 un dietario, De la Monarquía a la República y El advenimiento de la República.
Sin ser libros de historia, pues su finalidad se encaminaba a los artículos para su periódico, nos dan una visión histórica de esos años, distinta, cercana y amena, algo que los libros de historia no consiguen. Son tres obras muy recomendables para tener más conocimiento de aquellos años tan trascendentales en la historia de España.
La personalidad de Josep Pla se sustenta durante toda su vida en la sencillez; siempre apegado a su tierra y sus raíces del Ampurdán (muestra palpable es que su boina le acompañó siempre). En el prólogo de Viaje en autobús nos dice: “hasta ahora he tenido la desgracia de no poder presentar a mis lectores un libro sobre algún país remoto, exótico y extraordinario. En mis libros no hay mosquitos, ni leones ni chacales, ni objeto alguno sorprendente o raro. Confieso sentir por otra parte poca afición al exotismo”. Y es verdad. Él veía la grandeza y la belleza que tienen los paisajes de su cercanía, y no necesitaba de paisajes exóticos para contar y transmitir lo bello y lo extraordinario de lo cercano y lo de a pie que las demás personas no sabemos observar.
Otra característica de su obra son las pinceladas de humor. En la descripción de personajes y de sus retratos, Josep Pla, con su maestría en el dominio de los adjetivos, nos deja en ocasiones unos toques de humor con los que consigue que su prosa magistral sea más amena.
Si aún no habéis leído y conocido a este personaje que no tiene el premio Nobel, pero que se lo merece (aunque no fuera a recogerlo), os animo a que lo conozcáis y lo disfrutéis. Porque lo que Josep Pla ha hecho con sus escritos es escribir su vida; desnudarse ante nosotros.

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