En el arte hay caminos e hilos donde circulan las voces y los ecos de otros. En el arte de Francisco Javier Cerezo resuenan tres tipos de sonidos: los ecos lejanos cuando me cuenta “Hace unos años que empleo el óleo porque siempre me han impresionado las obras de antiguos pintores como Rubens, Rembrandt o Caravaggio”.
Aunque también se oyen mensajes actuales cuando me confiesa que “con el tiempo vas descubriendo artistas contemporáneos como Osamu Obi de quien me encanta como consigue texturas sobre el lienzo, digamos que lo talla en vez de pintarlo; de Jeremy Lipking admiro su dominio del pincel, la sutileza con la que representa la figura femenina, y de Emanuele Descanio el dominio de los grafitos y carboncillos para representar con fuerza una figura actual y convertirla en clásica”.
Y además mensajes cotidianos. “Diría que lo que más me inspira es la iluminación, los rasgos, los detalles complejos, también te puede inspirar la vida, leer un libro, etc, digamos que me inspira lo clásico, la antigúedad, la Historia”, afirma este artista.
Este montillano de 31 años comenzó a dibujar desde muy pequeño, cuando “cogía los cuadernillos Rubio y copiaba las ilustraciones que traían, así como las ilustraciones de algún cuento infantil”. Hoy en día se define como pintor que se inclina claramente por la rama del arte figurativo realista, premisa que deja sellada en cada una de sus creaciones que tienen el detalle como protagonista.
Sus palabras aportan la clave para conseguir ese realismo que desprenden sus obras: “Siempre busqué hacer lo difícil para diferenciarme y porque era lo que más me gustaba, dibujar la figura humana y los retratos. Hay que calcular muy bien cada rasgo para que quede real; si dominas eso, eres capaz de representar cualquier cosa”.
Anatomía humana y naturaleza muerta son las líneas de sus obras pictóricas realizadas con dibujo a grafito a veces combinado con carboncillo, dibujo a lápiz y óleo. Sin embargo, la calidad de su arte la desarrolló al terminar sus estudios universitarios de Empresariales.
Desde el Papa Francisco hasta Fidel Castro son algunos de los personajes famosos que Cerezo ha plasmado en el papel así como obras propias. Su destreza le ha llevado a ser uno de los artistas seleccionados en el I Certamen de Pintura Artemisia de Madrid y a ser parte del concurso-exposición “Cromática” que se celebró en Ourense.
Pero lo que destacaría de su arte es todo lo que he aprendido del significado de su colección artística: que los pintores realistas de otros siglos eran los fotógrafos de la antigüedad y que nos han hecho llegar su realidad hasta nuestros días; que lo más importante del arte es la libertad de expresión (da igual que se le quiera imprimir a las obras el filtro de la imaginación o de la más pura realidad) y que nunca es tarde para sacar a la luz todo el talento que llevamos dentro.
Aunque también se oyen mensajes actuales cuando me confiesa que “con el tiempo vas descubriendo artistas contemporáneos como Osamu Obi de quien me encanta como consigue texturas sobre el lienzo, digamos que lo talla en vez de pintarlo; de Jeremy Lipking admiro su dominio del pincel, la sutileza con la que representa la figura femenina, y de Emanuele Descanio el dominio de los grafitos y carboncillos para representar con fuerza una figura actual y convertirla en clásica”.
Y además mensajes cotidianos. “Diría que lo que más me inspira es la iluminación, los rasgos, los detalles complejos, también te puede inspirar la vida, leer un libro, etc, digamos que me inspira lo clásico, la antigúedad, la Historia”, afirma este artista.
Este montillano de 31 años comenzó a dibujar desde muy pequeño, cuando “cogía los cuadernillos Rubio y copiaba las ilustraciones que traían, así como las ilustraciones de algún cuento infantil”. Hoy en día se define como pintor que se inclina claramente por la rama del arte figurativo realista, premisa que deja sellada en cada una de sus creaciones que tienen el detalle como protagonista.
Sus palabras aportan la clave para conseguir ese realismo que desprenden sus obras: “Siempre busqué hacer lo difícil para diferenciarme y porque era lo que más me gustaba, dibujar la figura humana y los retratos. Hay que calcular muy bien cada rasgo para que quede real; si dominas eso, eres capaz de representar cualquier cosa”.
Anatomía humana y naturaleza muerta son las líneas de sus obras pictóricas realizadas con dibujo a grafito a veces combinado con carboncillo, dibujo a lápiz y óleo. Sin embargo, la calidad de su arte la desarrolló al terminar sus estudios universitarios de Empresariales.
Desde el Papa Francisco hasta Fidel Castro son algunos de los personajes famosos que Cerezo ha plasmado en el papel así como obras propias. Su destreza le ha llevado a ser uno de los artistas seleccionados en el I Certamen de Pintura Artemisia de Madrid y a ser parte del concurso-exposición “Cromática” que se celebró en Ourense.
Pero lo que destacaría de su arte es todo lo que he aprendido del significado de su colección artística: que los pintores realistas de otros siglos eran los fotógrafos de la antigüedad y que nos han hecho llegar su realidad hasta nuestros días; que lo más importante del arte es la libertad de expresión (da igual que se le quiera imprimir a las obras el filtro de la imaginación o de la más pura realidad) y que nunca es tarde para sacar a la luz todo el talento que llevamos dentro.
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