Videojuegos, ¿en formato físico o digital?, por David Luna

Plagiando la sección de nuestros entrañables perretes, Cipión y Berganza, me gustaría hacer una breve reflexión sobre las ventajas e inconvenientes de tener nuestros juegos en formato físico o tenerlos en la nube y poder descargarlos cuando uno quiera.
Antes que internet dominara nuestra vida, los gamers hemos tenido cajones llenos de cintas de casete, diskettes, CDs y luego DVDs (también cartuchos o Blu-rays si tenías consola); si eras muy sibarita te hacías de una estantería y ordenabas cuidadosamente tus juegos a modo de biblioteca. La verdad es que era un placer abrir la carátula, instalar el juego y, mientras la barra llegaba al 100%, te leías el manual para luego darle a la viciada. Igualmente, podías intercambiar tus juegos con los amigos (lo que multiplicaba tus posibilidades lúdicas) o, incluso, comprar y vender en el mercado de segunda mano.
Pero con el tiempo las ediciones en físico se han ido perdiendo, puesto que encarecen el producto final. Y las que aún salen hoy en día, salvo algunas (y raras) ediciones para coleccionistas, ni tienen manual o el que tienen no vale ni el papel en el que está editado; y la caja presenta una paupérrima calidad que más bien parece que la compraron en el chino de la esquina.
Otra pega a tener en cuenta es que el tamaño de los videojuegos se ha incrementado mucho más que el soporte que los contiene. Por ejemplo, el último videojuego que estoy jugando ocupa 70 gigas; ¿cuántos DVDs son necesarios para meter tanta información? Sí, ya sé que existe el Blu-ray, pero yo no tengo unidad lectora Blu-ray en el PC; ¿conocéis mucha gente que sí lo tenga?
Otra contra muy importante es que, por normal general, no viene el juego completo; nada más instalarse necesita conectarse a internet para bajarse un parche o cualquier cosa como medida antipiratería (si no, sería muy fácil clonar el juego directamente del disco), con lo cual eliminas la ventaja principal de tener un videojuego en físico. Y bueno, como gran hándicap para mí, que vivo en un piso pequeño, es que si tuviera que tener un espacio dedicado para todos los juegos que tengo….
Hoy en día, lo más común es que compres los videojuegos de PC (en consola las cosas funcionan más o menos de la misma forma) en versión digital en cualquiera de las muchas plataformas que hay: Steam, Uplay, Origin... Compras el juego, lo descargas, se actualiza y juegas, así de sencillo. Cuando ya te cansas, lo desinstalas para no ocupar espacio en el disco duro, y si lo quieres volver a jugar, se vuelve a descargar tantas veces como uno quiera. Es muy cómodo, sobre todo, para los que tenemos muchos juegos, porque están todos bien ordenaditos y actualizados en la nube.
El soporte digital es el presente y futuro, tiene todas las ventajas del mundo, pero sus pocas desventajas son como para tenerlas en cuenta.
Empezaré hablando de la gran pesadilla de los que tenemos juegos comprados en formato digital: que nos roben las cuentas. Sí, amigos, quién no ha recibido un aviso de Steam o de Origin alertando de que tu cuenta ha sido atacada desde Rusia y nos recomienda cambiar nuestra clave de acceso. A veces, no es un aviso real sino cualquier tipo de phishing (suplantación de una web o sistema para robar las contraseñas de los clientes para luego obtener dinero u otros bienes).
También me ha pasado que usuarios de las mismas plataformas se hacen pasar por administradores y te piden que les des tu password para hacer unas comprobaciones por tal o cual error en el sistema.
Hay que tener mucho cuidado con todas estas cosas, pero no más que con tus tarjetas de crédito.
Al principio, me ponía muy nervioso porque si te roban la cuenta recuperarla puede ser cosa de semanas o, en el peor de los casos, de NUNCA. Tienes que demostrar que tú eres el propietario y no el chorizo que te la robó (cosa que a veces no es tan fácil). De momento (y estoy tocando madera con tal fuerza que me voy a romper los dedos), por muchos ataques que he sufrido, nunca me han robado puesto que, con el tiempo, los sistemas de seguridad han mejorado tanto que para entrar en las plataformas me llegan códigos a mi teléfono móvil del mismo modo que cuando haces una transferencia bancaria en el ordenador.
Y ahora toca hablar de la peor contra (con diferencia) que tienen el sistema digital; cada juego que has comprado (y que no son para nada baratos) no es tuyo, sino que la empresa te proporciona una licencia de uso, pero el juego pertenece a la plataforma.  WTF!!?
Sí, lo voy a volver a repetir por si te has quedado catatónico/a: todos los juegos que tengo comprados, que son más de cien, no son míos, la plataforma me deja jugar todas las veces que yo quiera como si fueran propios, pero si un día (Dios no lo quiera) el mercado se hunde y esta empresa quiebra, no tengo derecho a reclamar dichos juegos, puesto que ya te lo avisan en la letra pequeña cuando te registras: QUE EL JUEGO PERTENECE A LA EMPRESA, NO AL USUARIO.
Peso a esto, como ya habréis supuesto si habéis leído hasta aquí (si es que os habéis repuesto del shock del párrafo anterior), me declaro fan incondicional del videojuego en formato digital; no me importa no tener la caratula, ni el manual, ni el disco.... Tampoco quiero tener una lujosa estantería llena con mis videojuegos, ocupando sitio y polvo. Y si aún tenéis miedo a tener los juegos en la nube (que nadie sabe dónde es eso), os digo que no os preocupéis; dudo mucho que las principales plataformas digitales quiebren en un futuro cercano, son máquinas de hacer dinero, así que nuestros juegos están a buen recaudo. Puede caer un rayo e incendiarse mi piso, inundarse, o sufrir una explosión de gas que siempre tendré, al menos, mis videojuegos a salvo. El formato físico no es ignífugo, impermeable e indestructible, ¿verdad? Pues eso.

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