Doblaje y subtitulado en España: más allá de nuestras pantallas, por Elena Soria

¿Alguna vez os habíais parado a pensar en que la mayoría de películas, series e incluso anuncios que vemos en España están doblados? ¿Os habéis planteado que la voz de ese actor o actriz que tanto os gusta no es en realidad la suya? ¿Por qué ver una película en versión original subtitulada está tan mal considerado en nuestro país?
Países como España, Italia, Francia o Alemania suelen asociarse con el doblaje de películas, sus similitudes en cuanto a acontecimientos políticos e históricos no es una mera coincidencia. En el caso de nuestro país, uno de los motivos por el cual el doblaje está tan arraigado es la fuerza con la que se impuso tras la Guerra Civil, cuando el régimen veía el doblaje como una valiosa arma para la censura y defensa del español como lengua única de la nación. Muchos años han pasado desde entonces, pero parece ser que, por costumbre y debido al constante crecimiento de esta industria, las películas dobladas siguen siendo lo común y seguirán desbancando a las versiones subtituladas.
A pesar de ser la modalidad más usada, el doblaje es un gran desconocido y sale a luz solo en contadas ocasiones, cuando hay algún caso llamativo que llega a oídos de todos, como fue el caso de “Hold the door” de “Hodor”, el personaje de la conocida serie “Juego de Tronos”. Tras el aluvión de críticas recibidas en las redes sociales, la traducción de este juego de palabras, que daba nombre a un querido personaje de la famosa serie, dio mucho que hablar. Aun así, poco se puso de relieve la complejidad de esta traducción. Todas las películas y series nacen dentro de una realidad cultural, siendo muy difícil de traspasar a otras culturas. De ahí que criticar la traducción de este juego de palabras sea fácil, pero pensar en una buena solución no.
Doblaje y Subtitulado van de la mano, pero en España parece que la reputación y reconocimiento del último es aún peor. El debate sobre qué es mejor el doblaje o el subtitulado no es algo nuevo. Muchos defienden que el subtitulado es más fiel al original, ya que se accede a la película tal y como fue creada, sin intermediarios. Por otra parte están los que argumentan que el doblaje no es una intromisión, sino todo un arte que facilita que el público pueda disfrutar de un producto hecho a su medida. Con el crecimiento de Netflix y plataformas similares, cada vez son más los que prefieren la versión original subtitulada y los que piensan que es beneficioso para el aprendizaje de lenguas.
Bien elijan la versión doblada o la subtitulada, me gustaría hacer un llamamiento para que, independientemente de lo que decidan, se reconozca la ardua labor que se realiza en ambos casos. El mundo del entretenimiento no sería lo mismo sin todos estos profesionales. La próxima vez que vean una película doblada o una serie subtitulada recuerden que, detrás de esa pantalla, muchas personas han estado trabajando muy duro para que podáis disfrutar de ese contenido con el único objetivo de vuestro disfrute como espectadores.

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