Micropagos y cajas de loot, por David Luna

De un tiempo a esta parte, cosas que antes disfrutaba sin más ahora han dejado de interesarme. No hace mucho me encantaba el fútbol, era socio de un club y veía cada partido que echaban en la tele; ahora, desde que me he dado cuenta que el vil metal ha corrompido este deporte, ya no quiero ver cómo once contra once millonarios le dan patadas a un balón. Y desde que la política ha metido las zarpas en los clubs de fútbol han conseguido que deje hasta de ser un seguidor culé que lleva desde la época de Maradona animando al Barça, pues con su pan tumaca se lo coman; ya por mí como si le cambian directamente el nombre por F.C. Republicano Independiente de Barcelona y se ponen en el escudo la “estrellada”.
Con la televisión me pasa exactamente igual. Desde que me di cuenta que las cadenas de televisión hacen sus programas pensando en el dinero que van a obtener en los cortes publicitarios y no en los contenidos que vamos a ver, dejé de prestarle atención. Además, me revientan los trucos que usan para que veamos los anuncios (volvemos en 3 minutos, para que piques, e inmediatamente después te meten otros 6 minutos, con lo que te han colado casi diez minutos de anuncios a lo tonto).
No me gustaría que me pasara lo mismo con los videojuegos, pero la cosa empieza a pintar mal y todo, como siempre, es por culpa del dinero. Comprendo perfectamente que antes se podía hacer un juego en dos tardes desde un garaje, y que ahora hacen falta millones de euros para sacar un producto de calidad al mercado (parte del presupuesto es para publicidad, cómo no). Las empresas quieren ganar dinero (obviamente), pero hay formas más éticas de obtenerlo y de la que voy a hablar es posiblemente de las peores. Me estoy refiriendo al fenómeno de los micropagos.
¿Que son los Micropagos? Es una forma de obtener determinadas ventajas como armas o ítems con dinero real en lugar de conseguirlos jugando. Este modelo de negocio se puede comprender en los juegos Free to Play (puedes jugar sin tener que comprar el juego), pues de algún modo tienen que financiarse. Pero, cómo demonios se le puede meter micropagos a un juego que vale 70 eurazos… ¡pero si ya has pagado una pasta por él!
Pues esto es justamente lo que está ocurriendo, los últimos “Triples A” que han salido al mercado (juegos que son auténticas superproducciones) vienen con micropagos. Los defensores (que vaya tela que haya jugadores que les guste pagar por ítems) dicen que a nadie se le obliga a pasar por caja, pero cuando entras a jugar online te das cuenta la cantidad de gamers que llevan verdaderos “pepinos” de armas gracias a que usaron su tarjeta de crédito para obtenerlos, con lo cual el juego se desbalancea, puesto que si tú no pagas te conviertes en un pato de feria y eso no es divertido. Es lo que en el argot se conoce como pay to win, o lo que es lo mismo, un juego en el que tienes que pagar para ser competitivo.
Y para mejorar la cosa, ahora ha aparecido una moda que se empieza a convertir peligrosamente en tendencia: las cajas de loot. Las cajas de loot son una especie de cofre virtual que nos da armas, experiencia, ventajas…, o un simple sombrero mono. Dichas cajas se compran con monedas del juego y cuando te quedas sin ellas ya no puedes abrir más, pero, por supuesto, se te da la opción de comprarlas con dinero real. Es decir, que cuanto más dinero inviertas, más posibilidad tendrás de obtener los ítems que tu personaje necesita para ganar. ¿Si yo quiero la mejor espada de un juego la puedo comprar? Pues no, y ahí es donde reside la gracia, son aleatorias, así que si quieres esa espada tendrás que abrir cientos de cajas hasta que tengas la suerte de dar con aquella que la contiene.
Hemos pasado de “farmear” jefes (matarlos para que nos suelten objetos) a “farmear” cajas. La diferencia, que acabar con un boss es un desafío importante y entretenido, pero para abrir una caja solamente necesitas un click de ratón. La sociedad se está volviendo perezosa y las empresas lo saben, ¿para qué perder horas jugando para obtener ítems?, compremos unas cajas y ya nos saldrá. Suena muy absurdo, pero en poco tiempo vamos a jugar un partido al FIFA como excusa para que nos dé la opción de abrir una maldita caja. Yo no sé vosotros, pero a mí me gusta jugar a la vieja usanza y no abrir tantas cajitas.
Cabe decir que el fenómeno de los micropagos y sobre todo las cajas de loot, que es el micropago elevado a la enésima potencia, no sólo es despreciable, sino que fomenta la ludopatía y estamos hablando que la mayoría de los juegos están destinados a los menores. A mí me recuerdan a las tragaperras; tú echabas la moneda y te enganchaba por tres razones: la interacción, el estímulo y la recompensa. El no saber qué hay detrás de la siguiente caja es tremendamente adictivo, por eso, las cajitas de loot no se deberían tocar ni con un palo. La buena noticia es que somos los propios consumidores los que podemos parar esto no comprando ningún juego que venga con micropagos. La mala noticia es que hay muchos jugadores a los que no les importa pagar con tal de tener los mejores ítems, y las empresas no van a dejar escapar la oportunidad de vaciar los bolsillos de esos zotes.

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