Luces de Bohemia, por Sonia Zurera

Miles de recuerdos se atropellan en mi cabeza en los últimos días; la culpa la tiene este lugar y la cantidad de olores evocadores que te asaltan en cualquier punto de sus calles. Es el olor a vino de despacho inconfundible que me transporta a mi infancia o bien ese aroma a pan y bollo recién horneado. Cuando la gente es amable y tu vida empieza poco a poco a ordenarse, consigues disfrutar un poco más de ese tiempo del que dispones, y de esos años que te brinda la vida porque nunca debemos olvidar que no todos corrieron la misma suerte.
Ya es hora de nombrar el lugar que nos acoge y no es otro que una ciudad de la Campiña cordobesa de nombre Montilla. Algunos pueden reconocer que la esencia de este lugar está en la uva, en el mosto resultante de esta fruta, sus vinos denominación de origen. Otros pueden pensar, sin embargo, que está en su aceite o en sus gentes. A mí particularmente no me preocupa saber dónde reside, sólo tener la oportunidad de pasar aquí los años más importantes de mi edad madura. Algunos podrán decirme que estoy loca, que aún soy joven, pero no os voy a engañar, eso de madurita interesante tiene su gracia.
Sin lugar a dudas, sea Montilla, Córdoba, Peñarroya o Sevilla da un poco lo mismo donde establezcas tu nido; lo verdaderamente relevante, bajo mi humilde punto de vista, es sentirse a gusto y rodearse de buena gente. Y francamente creo que vamos por buen camino. Pues son las luces y no las sombras las que iluminan esta nueva senda, un camino donde “El coloquio de los perros” juega un papel interesante. La mayoría sé que conocéis la asociación, otros no obstante han llegado a decirme que si somos un grupo de veterinarios: “¿cómo? -diría yo- no, no; somos una asociación cultural con más de una década de trayectoria que fue fundada por un grupo de gente joven, en concreto un puñado de montillanos. Asociación que como el buen vino ha ido cogiendo solera y cuyo único objetivo es disfrutar con y por la cultura”. Mientras, mi interlocutor descolocado me escucha pensando qué tontería haberlos confundido con amigos amantes de los canes.
Pues lo dicho, disfruten de este Otoño-Invierno, pues promete ser especial o al menos así lo creo. Porque son luces de Bohemia las que alumbran este lugar, sólo hay que saber mirar.

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