Doom PC 2016, por David Luna

A finales de 1993 ocurrió un hecho sin precedentes que todos los que ya peinamos canas recordaremos, y no me refiero a la intervención por parte del Banco de España de Banesto (en cuya presidencia estaba Mario Conde), estoy hablando de la salida del, posiblemente, mejor shooter de la historia: Doom. Doom era un videojuego de disparos en primera persona creado por la compañía estadounidense Id Software bajo la dirección de John Carmack. Originalmente salió para el sistema operativo DOS.
Los que tuvimos la fortuna de probarlo en aquella época sentimos que habíamos tocado el cielo de los gamers, lo tenía todo. Aún recuerdo cómo babeaba frente al Pentium IV de mi amigo, que no era mala máquina en aquel momento (y que tenía un absurdo botón turbo que hacía el pc más rápido o más lento), viendo como caían demonios bajo nuestro frenético fuego mientras una imagen de la cara de nuestro avatar marine se iba llenando de golpes según íbamos recibiendo daño. Menuda envidia, yo quería tener también un ordenador para mover Doom y no la vetusta chatarra con monitor monocromático verde fosforito con el que jugaba a Digger (1983), a Pacman (1980) y poco más.
Ya han pasado un montón de años desde aquel día, la informática ha cambiado tanto que ya no la reconoce ni su madre y los videojuegos son experiencias gráficas con personajes casi reales que necesitan un ordenador de la NASA para jugar con FPS (frames por segundo) mínimamente decentes. Ahora los juegos son visualmente preciosos, te dejan con la boca abierta…, pero eso no los hace ni mucho menos más entretenidos. Es como si los hicieran sin alma, sólo para ganar dinero (o para que te des cuenta que tu tarjeta gráfica se quedó obsoleta), nada que ver con aquellos con los que nos viciábamos antaño y que guardamos con tanto cariño en un rinconcito de nuestra memoria. Y es aquí donde, afortunadamente, encontramos un punto de inflexión, un soplo de aire fresco porque el añorado Doom ha vuelto. Y no me refiero a un Doom oscuro y terrorífico como fue el Doom 3 (2004) sino todo un remake/reboot que incorpora aquello que lo hizo grande pero con unos gráficos punteros.
Doom sigue siendo ese juego de argumento minimalista (ni siquiera conocemos el nombre de nuestro personaje) pues no importa en absoluto saber qué hace el marine en Marte y por qué se abrió un portal al infierno, sólo queremos matar hordas de demonios con todas las armas que podamos encontrar, incluidas la clásica motosierra y la inolvidable BFG 9000 (Big Fucking Gun). Queremos un baño de sangre y lo queremos ya. Olvídate de “Call of dutys”, éste no es un juego pasillero en el que con sólo esperar unos segundos recuperamos toda nuestra salud, aquí hay que pelear por cada ítem con sangre, sudor y lágrimas (sí, lagrimas, esto no será un paseo, aquí moriremos “sienes y sienes de veces”, abstenerse los que no toleren la frustración). Si quieres munición tendrás que matar demonios; que estás bajo de salud, mata demonios; que necesitas armadura, pues vuelve a matar demonios… y eso es DOOM, matar, matar y matar demonios hasta que te sangren los ojos. Pero no sólo de matar demonios vive el hombre, también podremos mejorar nuestras armas y nuestro traje a través de coleccionables y otros elementos que estarán perdidos por el mapa muy bien escondidos, así que tendrás que explorar a conciencia si quieres convertirte en una máquina de…, matar demonios, por supuesto.
El single player (juego en solitario) es una obra maestra. Es pura catarsis, olvídate de psicólogos, tilas, libros de autoayuda o hacer el zen; si necesitas liberar tensiones, nada mejor que jugar un rato a Doom. Que tu jefe es un becerro, dale duro a Doom; que tu novia está de mal humor, juega a Doom; que tu coche se volvió a romper… más Doom. Te aseguro que la terapia funciona. Pero no sólo es una descarga de adrenalina endiabladamente divertida, Doom viene con unos gráficos preciosos y un sonido exquisito (doblaje en español y música heavy de fondo). Además, la optimización es una maravilla y se mueve con soltura en la mayoría de los ordenadores actuales (si te olvidas del modo ultra, el cual casi nunca recomiendo a no ser que vayas muy sobrado de máquina).
Durante el juego podremos ejecutar a todos los demonios cuando están a punto de morir, es lo que se denomina glory kills y cuyas animaciones son una brutalidad gore de la que no te llegas a cansar nunca. La campaña tiene una duración de 10 a 14 horas (a mí se me hizo corta porque es tan divertido que no quieres que se termine nunca) y es absolutamente rejugable. Aunque lo recomendado es volver a jugar desde el principio pero subiendo la dificultad. Eso sí, el nivel ultrapesadilla sigue siendo una auténtica “troleada” porque nadie se lo va a poder pasar sin usar “chetos”.
Ahora bien, no todo es perfecto. Como diría La Cosa de Los 4 Fantásticos: “es la hora de las tortas”, y se las voy a dar con la mano abierta. Si el single player es la “hostia” (dicho así por la prestigiosa Meristation), el multijugador no llega a ser una aberración pero no está ni mucho menos a la altura. Es como si Dios hubiera creado con sus manos el single y hubiera luego defecado el multi. No lo recomiendo en absoluto. Si cuando juegas en solitario es un mata-mata sin más pretensión que divertirte, con gente online tendrás que tirar de estrategias y elegir el personaje que mejor le vaya a la partida; y eso con amigos está muy bien pero cuando juegas con guiris las discusiones están garantizadas (en inglés, naturalmente) y para discutir con “niños ratas” ya está League of legends (2012) que encima es gratis.
Existe otra modalidad de juego que aún no acaba de cuajar pero que puede darle mucha vida en el futuro, estoy hablando del SNAPMAP que son mapas creados por la propia comunidad de gamers y que podremos jugar en solitario o en cooperativo con nuestros amigos. Algunos están muy bien, pero otros parece que están hechos por borderlines con demasiado tiempo libre.
Para terminar, sólo decirte que he disfrutado como un enano matando demonios como si no hubiera un mañana. Hacía tiempo que no me divertía tanto un videojuego, si existiera la “felicidad gamer” ésta se debería llamar Doom. Así que cómpratelo si es que quieres ser una persona normal y no un tío raro que juega a cosas como Five Nights at Freddy's (2014) o Minecraft (2009), avisado quedas.

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