Mas no es Cataluña, por Valeriano Rosales

Me piden un artículo exprés y me pongo a ello con la intención de apuntar ideas, tal vez inconexas, para que el lector, obviamente, las ponga en cuarentena y valore.
La primera, y quizás principal, es la de opinar acerca de la ofensiva independentista que se nos plantea, a los que nos sentimos españoles, desde Cataluña. Parto desde una concepción de España como la suma de muchas, pero muchas, nacionalidades más aún de las diecisiete autonomías y dos ciudades autónomas que actualmente la componen. Comienzo, además, con la idea de que nuestro Estado ha fluctuado desde una España federal en la que los reyes firmaban por un conjunto de reinos hasta la más centralista visión del mismo. Comprendo, como no puede ser de otra forma, la sensación de injusticia que determinados territorios pueden tener, unos frente a otros.
Más allá de todos estos prolegómenos y siempre desde la distancia quisiera decir que veo con estupor ampliado por momentos cómo se están ocultando los problemas a los catalanes. Artur Mas ha tomado un camino, su camino. Y digo SU porque no entiendo que ese sea la vía que necesite Cataluña. Creo que tras esa toma de decisiones encubre una dejadez por gobernar, por tomar las riendas en un momento en el que lo que tocaba era dirigir el barco hacia una salida de la crisis, en la que todavía andamos sumergidos, hacia un futuro mejor y más justo.
Sus motivos tendrá. Pero eso sí, los SUYOS y no los de los catalanes, que tienen, como el resto de españoles, como sus prioridades el terminar el mes sin deudas y a poder ser con un saldo positivo en sus cuentas que les permita darse un lujo de vez en cuando.
Cataluña habló el 27 de septiembre. Algo pasa allí, pero de los resultados entresaco que pase lo que pase, no pasa por la independencia. Esto que creo contundente, y más cuando los votos en contra de la secesión fueron mayoritarios, no lo ven tan meridianamente claro aquellos que como la Candidatura d'Unitat Popular (CUP) quieren romper el sistema (empezando por España y terminando en no se sabe bien dónde) o Esquerra Republicana de Catalunya (que anteponen sus anhelos separatistas frente a las ideas sociales) y ni por supuesto Artur Mas, que maneja Convergencia Democrática de Cataluña y que dejó atrás su sentido catalanista (visualizado tras la ruptura de la coalición con Unió Democràtica de Catalunya) para ir radicalizando su discurso nacionalista (huída hacia adelante) a medida que avanzaban escándalos dentro de su partido (Jordi Pujol o el del 3%) o veía perder fuerza representativa dentro del Parlament (hoy por hoy no se sabe si será President).
Pero más allá de todo, lo que me enerva es ver cómo se pone el foco en separar y se pierden de vista los auténticos problemas que tienen los ciudadanos (jubilación, trabajo, emancipación…). Nos llevan por donde quieren… o les dejan… o les dicen, pero está claro que el buen gobernante es aquél que sabe conducir un gobierno hacia su bienestar. Hacia ese quiero que me lleven. Para levantar muros vayan ustedes en su tiempo libre y con su dinero y no en horario de trabajo y con el dinero de todos.

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