Interrail por Europa (I): Oslo y Estocolmo, por Javier Ruz Cerezo

Ya en la edición de primavera 2015 de El Ladrío, mediante un artículo denominado “14 países en 20 días” y a colación de mi (por aquellos entonces reciente) viaje, tuve ocasión de recomendar a nuestros lectores el uso del interrail como medio de transporte perfecto para unas vacaciones por la multitud de ventajas, opciones y flexibilidad que ofrece a viajeros que cuentan con presupuestos diferentes.
Ahora tengo la oportunidad de ofreceros una nueva recomendación; esta vez relacionada con algunas de las ciudades que visité durante mi interrail que me llevó a recorrer Noruega, Suecia, Dinamarca, Alemania, Republica Checa, Polonia, Hungría, Eslovaquia, Austria, Italia, Suiza y Francia.

Oslo (Noruega)
El país noruego es famoso por los impresionantes paisajes naturales que ofrece, tales como sus bosques, lagos y fiordos. Comencé mi recorrido en avión desde Londres-Gatwick hasta Oslo-Torp y es maravilloso contemplar los fiordos a vista de pájaro conforme se va aterrizando. Altamente recomendable volar durante horario diurno. Entrando en detalle, la capital noruega –Oslo– tiene mucho que ofrecer al viajero ocasional que pretenda disfrutar de unos días en la gran ciudad; injustamente nombrada hace unos años como una de las capitales más aburridas del mundo, sus reciente desarrollo urbanístico de exquisito diseño de zonas residenciales, locales comerciales, oficinas y ocio junto al puerto deportivo se erigen como el lugar perfecto para pasar una tarde-noche paseando y viendo una puesta de sol a la que después le puede seguir una buena y merecida cena (carne de ballena y de reno son habituales en el menú). Visitas obligadas son la Galería Nacional, donde se puede observar una de las dos versiones originales del “Grito” de Munch; el Ayuntamiento (Radhus), donde se celebran anualmente los Premios Nobel de la Paz; la Oslo Opera House, con su controvertido diseño; el Castillo y Fuerte Akershus. También es altamente recomendable visitar el Museo Folclórico (Norsk Folkemuseum) y el del Barco Vikingo (Vikingskipshuset). Ahora sí, vete preparado ya que es verdad lo que dicen que es el país más caro de Europa (ej.: 3 euros una botella de agua de 33cl.).

Estocolmo (Suecia)
Se dice que los suecos “han dado en el clavo” y es que da gusto viajar por un país donde se tiene la sensación de que todo funciona a la perfección; se nota su apuesta por la investigación y el desarrollo, nuevas tecnologías, diseño e industria. Destino obligado es su capital Estocolmo, la cual está formada por 14 islas de muy fácil acceso entre sí. La mejor manera de visitar la capital es por agua; dirígete a Stromkajen, el puerto que está frente al Grand Hotel y embárcate con uno de los numerosos tour operadores. En una de las islas está el barrio Gamla Stan, que es una de las ciudades medievales mejor conservadas de Europa. Un paseo por sus calles y un café en alguno de sus numerosos bares son experiencias altamente relajantes. Se recomienda visitar el Ayuntamiento (Stadshuset), el Palacio Real (Kungliga Slottet), la Catedral (Storkyrkan), los barrios modernos de la ciudad –Norrmalm y Ostermalm–, llenos de galerías de arte, parques, zonas residenciales y discotecas para disfrutar un poco de la vida nocturna que ofrece la ciudad. Los museos Vasa Museet (en el que se puede visitar el buque de guerra Vasa), Nordiska Musset y ABBA –ubicados en el barrio Djurgarden– gozan de un interesante atractivo si se cuenta con tiempo. El precio de la entrada a cualquiera de estos museos es de unos 10 euros en moneda local, por lo que es conveniente hacer un poco de investigación previa y seleccionar los lugares a visitar conforme a nuestro apetito cultural.

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