Educación universitaria española vs. Educación universitaria inglesa, por Elena Soria

Habiendo vivido en primera persona la educación en otro país diferente al nuestro, una de las muchas preguntas que me han surgido respecto al sistema educativo universitario español es hasta qué punto lo estamos haciendo bien y si realmente es eficaz. Quiero dejar claro desde un primer momento, que bajo ningún concepto quiero decir que la educación universitaria inglesa sea peor o mejor que la nuestra simplemente diferente, y que, por supuesto, yo solo estoy cuestionándome (como estudiante) de donde surgen tantas diferencias si al fin y al cabo los objetivos son los mismos: educarnos como personas y conseguir un futuro trabajo.
Hay que tener en mente que desde el acceso a la universidad todo es distinto. Nosotros tenemos la selectividad mientras que ellos tienen lo que se conoce como A-levels. Salvando las distancias, se podría decir que son más o menos equivalentes. Eso sí, lo que nosotros tenemos más fácil, por así decirlo, es el hecho de que entramos a la universidad que queremos siempre dependiendo de nuestra nota. Aquí, si tus padres o en todo caso el estudiante por sí mismo, no puede pagarse la universidad se queda sin estudiar. Así suena un poco drástico ya que también poseen  muchas becas que pueden solicitar pero no se pueden comparar con las nuestras, ya casi en proceso de extinción. Sus becas se podrían denominar mejor como préstamos ya que se les ingresa el dinero en sus cuentas (grandes cantidades porque la educación universitaria aquí es mucho más cara que en España) y una vez que encuentran trabajo es cuando empiezan a devolver la beca quitándole de sus salarios un porcentaje en relación a la cantidad que ganen. Pero el sistema de becas es otro mundo aparte.
Cuando ya han entrado definitivamente a la universidad, tras un largo periodo de trámites que incluyen redacciones personales, papeleos administrativos, elección de alojamientos y demás, empiezan sus estudios.
En Inglaterra el año universitario se divide por semanas y trimestres y no por cuatrimestres y convocatorias de exámenes como en nuestro país. Hay doce semanas lectivas más varias semanas de evaluación y entrega de trabajos. Precisamente en los trabajos es donde se nota más la diferencia entre los dos sistemas educativos. Se podría decir que el español está más orientado a la evaluación mediante exámenes cuatrimestrales y aquí, sin embargo, aunque también hay exámenes son mucho menos densos prefiriéndose los trabajos y tareas semanales. Otra gran diferencia, es que en España los trabajos grupales y presentaciones en grupo son muy comunes, mientras que aquí, tanto las presentaciones como los trabajos son casi siempre, por no decir, siempre, individuales. Puede que todo esto se deba a que la educación es más personalizada y no hay clases masificadas como sucede en España.
La última diferencia más importante la encontramos a la hora de calificar. Cierto es que la universidad en la que estudio tiene su propio sistema de notas pero en general se puede decir que los ingleses también son un poco especiales a la hora de puntuar. El sistema de notas es en tanto por ciento siendo la máxima calificación posible un 100%, pero atención que aquí viene el dato curioso, los mismos profesores te dicen el primer día que no te asustes con las notas que aunque la nota máxima sea 100%, para ellos el 70% es la perfección. En todo mi año académico todavía no he conocido a nadie que haya sacado más de un 80%.
Tras haber probado los dos sistemas no me queda muy claro cuál es el más eficaz. Está claro que en el aspecto de las ayudas van por delante de nosotros, pero en lo que a la educación respecta quizás me decantaría más por un sistema inglés en cuanto a los trabajos, tareas semanales y demás, y no un sistema tan puramente basado en exámenes como el español en el que a veces te juegas un 100% de la nota en un examen teórico final (aunque no todos los profesores evalúan así ya). Aunque como siempre, en el término medio está la virtud, si se mezclaran ambos quizás se mejoraría, pero todo esto es hablar por hablar.

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