¡Gibraltar español!, por Cipión

Amigo Berganza, así mismo te lo afirmo, entre admiraciones: ¡Gibraltar español! Y no, no te confundas, ninguna pulga me ha picado y me ha inyectado el virus del patrioterismo rancio y la añoranza del imperio en el que nunca se ponía el sol. Es más, cuando te explique mis motivos para tal afirmación puede que más de uno trate de dar una patada a este viejo y achacoso perro por poco español.
Y es que mis motivos son, más que sentimentales, históricos y científicos. Cierto es que hace ya trescientos años que el Tratado de Utrecht concedió Gibraltar a los ingleses; una más de esas posesiones que han cambiado de manos a lo largo de los siglos como consecuencia de las guerras y los conflictos comerciales. De hecho, hace mucho menos tiempo que perdimos Cuba y, si por cuestión temporal fuera, más españolas serían la isla de Fidel Castro o las Filipinas que el añorado y vilipendiado Peñón.
Pero en cuestión de años, por ejemplo, nos ganan los portugueses: Macao perteneció a nuestros vecinos ibéricos desde el siglo XVI hasta que, en 1999, volvió a formar parte de China; en la India, les ocurrió tres cuartos de lo mismo con Goa.
Y si volvemos a los habitantes de la pérfida Albión, querido cánido pulgoso, verás que no siempre son tan quisquillosos con sus colonias como parecen serlo con Gibraltar y en 1999 devolvieron Hong Kong a los chinos sin más, sin tratar siquiera de engañarlos como a nativos de China que son.
La misma razón histórica que permite considerar, a pesar de los siglos en que han pertenecido a sus potencias coloniales, a Hong Kong y Macao como parte de China o a Goa de la India es la que me hace decir que Gibraltar es español, por mucho que haya llovido desde el Tratado de Utrecht y por poco que los llanitos sientan los colores de la roja. ¿Preguntaron a los habitantes de Hong Kong, Macao o Goa si preferían seguir siendo británicos o portugueses antes de convertirlos en chinos o hindúes? Mucho me temo que más bien poco.
Y voy más allá en mi razonamiento, Berganza amigo, y aquí es donde entra la polémica. Ese mismo motivo historicista que pone fin a los territorios de unos países dentro de otros países, ganados en guerras y tratados comerciales como enclaves coloniales hace siglos, también me hace afirmar que Ceuta y Melilla deberían devolverse a Marruecos. Porque tan enclavadas están en el país magrebí ambas ciudades como Gibraltar en España; o tantos siglos llevan siendo españolas como el Peñón inglés. Lo que no podemos es usar un motivo u otro a nuestro gusto, sin coherencia, para defender que todo lo que alguna vez ha sido o fue español debe seguir siéndolo, blandiendo únicamente la bandera de los patrioterismos baratos y trasnochados.
Particularmente, por estas razones, opino que Gibraltar es español y Ceuta y Melilla, marroquíes, como Hong Kong o Macao son chinas. ¿Están de acuerdo con eso los habitantes de esas poblaciones? Obviamente, no. ¿Debemos tener en cuenta su opinión para decidir si deben permanecer en un país o cambiar al otro? Quien crea que sí, que lo aplique también a catalanes, saharauis o escoceses.

Comentarios

Anónimo ha dicho que…
hong kong se entrego en 1997