Todo por la patria, por Felipe Logroño

Todos hemos leído esta frase alguna vez. Puede que incluso a diario por proximidad o cercanía. E incluso apostaría que le hemos dedicado algunos segundos a reflexionar sobre el mensaje que nos lanza. Y ahora, más que nunca, deberíamos interiorizarla y ponerla en práctica.
No, no crean que les voy a lanzar un alegato militarista o facha, que es una de las normales reacciones que provoca el lema en un amplio sector de nuestra sociedad. Será más bien un intento de provocar un cambio de su punto de vista sobre ella y cómo, si la hiciéramos nuestra, nos ayudaría a todos a salir del pozo sin fondo en el que nos encontramos.
Nuestro punto de partida es una crisis económica tan pavorosa que está amenazando las bases mismas en las que hemos construido nuestro sistema de convivencia, desde el fin de la dictadura franquista hasta nuestros días. Una crisis sobre la que se han escrito miles de artículos o libros tratando de explicarla. Una crisis de la cual se culpa a todo lo que nos rodea dentro y fuera de nuestras fronteras. Una crisis para la que todo el mundo parece tener una solución, pero que ninguna de ellas parece la acertada. Y una crisis que ha puesto sobre la mesa que nuestro egoísmo es parte fundamental de la misma y obstáculo principal para su solución.
Nuestra sociedad ha evolucionado en estos últimos cuarenta años desde una visión de conjunto de la misma hasta un individualismo egoísta e irresponsable. Nuestros padres trabajaron con la idea principal de acabar con el tenebroso pasado de la dictadura. Alejándose de revanchismos inútiles y construyendo un futuro mejor para las siguientes generaciones al precio de dejar de lado sus pretensiones más personales. Pero esas “generaciones siguientes” nos hemos dedicado a menospreciar su esfuerzo. Poniendo en duda todos sus logros. Rodeándonos de la cómoda idea de que todo lo negativo que nos ocurre nunca es culpa nuestra. Que nuestros problemas deben ser resueltos por agentes externos a nosotros. Siendo el único esfuerzo que debemos realizar el de  tener paciencia mientras la solución nos llega sin nada a cambio de nuestra parte.
Enlazando con el principio, nuestros padres hicieron suyo el “Todo por la Patria”.  Siendo esa “Patria” un futuro mucho mejor que su presente para sus hijos y nietos. Y para conseguirlo trabajaron duro todos juntos. Teniendo claro que solo el esfuerzo común les llevaría al éxito. Para nosotros esa “Patria” no es más que la suma de nuestros egoístas intereses. Sobre los cuales vivimos creyendo que el legado recibido es inagotable.
Y esta crisis está martilleando sobre ese muro de ceguera. Amenazando con tirarlo abajo y ponernos delante de nuestro inmenso error. Y aunque tratemos de construir otro parapeto creyendo que nada es culpa nuestra, la verdad de nuestro fracaso se acrecenta cada día en forma de desastre económico y social.
Por todo ello solo encontraremos la solución a nuestro tenebroso presente recuperando ese “Todo por la Patria” de nuestros padres. Olvidando nuestros espurios intereses particulares y teniendo como objetivo común construir un futuro mejor para nuestros hijos. No olvidando enseñarles la dura lección que nosotros hemos aprendido.

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