Viaje por la Ruta 66 (I), por Óscar Marcos



Me piden desde el “Coloquio de los Perros” una nueva colaboración, esta vez para que hable en varios episodios de mi viaje a los EEUU del verano pasado. Hice esta pequeña aventura hacia tierras americanas con Antonio, “profe” de instituto como yo y sobre todo amigo. El objetivo era recorrer en coche el trayecto de la mítica Route 66, aunque sólo seguiríamos la ruta original si la carretera estaba en buenas condiciones, dado que la conocida como “carretera madre” fue construida en los años 1930 y no está operativa desde los años 80, siendo sustituida por grandes autopistas modernas que nosotros íbamos a recorrer en su mayor parte para dormir en moteles de carretera. Esta mítica ruta fue la primera que unió Chicago, en la región de los Grandes Lagos, con Los Ángeles en California, en la costa Oeste del Pacífico, y ha sido objeto de numerosas citas y referencias en libros, canciones y películas.
Nuestro viaje por la Ruta 66 era una excusa para visitar gran parte de EEUU (nada menos que ocho Estados) de una manera diferente en veintitrés días. Aunque nosotros haríamos alguna variante: visitar ciudades que no están en la Ruta 66 como Las Vegas, parques naturales como el Gran Cañón del Colorado y terminar en San Francisco en vez de en Los Ángeles.
El comienzo del viaje no fue muy alentador debido a un retraso de casi dos días en la llegada de las maletas a Chicago, pero que fue enseguida compensado por la espectacular belleza y grandiosidad de los rascacielos de la conocida como “Ciudad del Viento”, situada junto al lago Michigan y comparables a los de Manhattan. Quizás lo que más llame la atención del viajero europeo a tierras americanas sea justamente la enormidad de todo lo que se le presenta a la vista: grandes ciudades, altos edificios, enormes distancias, amplias llanuras, la naturaleza apabullante…, eso y que nuestra cultura televisiva y cinéfila hace que “recuerdes” haber visto paisajes, parques o edificios que has visto en películas a lo largo de toda tu vida. En el centro de Chicago, tercera ciudad más populosa del país, eso se concreta en los rascacielos que nacieron en esa ciudad a finales del s. XIX, en la zona conocida como “The Loop”, algunos de los cuales tienen unos perfiles y remates “goticistas” que le dan un aire a la ciudad de Gotham de las “pelis” de Batman, sobre todo el edificio de la Bolsa (en el que se controla el precio mundial del trigo) y el del Chicago Tribune, principal periódico de la ciudad. Aparte de grandes parques como el del Milenium, con un auditorio y espectaculares esculturas al aire libre, de Chicago también llama la atención su metro o tren elevado y sobre todo su gran diversidad cultural, donde destacan un alto porcentaje de gente de color o los hispanos que nos encontramos no sólo al comienzo de nuestro viaje sino por los diversos Estados que fuimos recorriendo, trabajando en diversos empleos como asistentes en aeropuertos, mozos de hotel, camareros y personal de limpieza, de un trato amable y una exquisita educación.
En esta primera entrega apenas he esbozado parte de este viaje en el que seguiré hablando de nuestro recorrido que en el siguiente capítulo hablará de las grandes llanuras del Medio Oeste con ciudades como Saint Louis, la puerta de entrada al Oeste, Oklahoma, en tierra de indios, y llegará hasta el norte de Texas en Amarillo, donde una gran tormenta nos hizo pasar quizás el momento más difícil de todo el viaje…

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