Arquitectos del Barrio (IV): Carlos Sáenz de Santamaría, por Víctor Barranco (historiademontilla.es)
Hace 55 años nos dejaba Sáenz de Santamaría. El que fuese Arquitecto Municipal de la capital cordobesa desde los años 20 del pasado siglo y de la Diócesis años más tarde dejaba atrás un profundo legado con proyectos tan significativos como la Pérgola del Paseo de la Victoria, la Clínica Canals o la sede del Instituto Provincial de Sanidad. Pero también hitos urbanísticos que transformaron la ciudad de Córdoba, siendo el principal artífice de las barriadas de Cañero o Fray Albino.
Como Arquitecto Diocesano tuvo la oportunidad de diseñar varios templos en la provincia de Córdoba, como la Iglesia de Nuestra Señora de Gracia, en Montalbán; o la Iglesia de la Asunción, en nuestro Barrio de las Casas Nuevas. Y es que el genial Arquitecto dejó su huella también en nuestra ciudad, con símbolos como la urbanización del entorno del Llano de Palacio, el actual Salón de Plenos del Ayuntamiento o el ya mencionado templo parroquial de la Asunción. La Iglesia del Barrio.
El 6 de febrero de 1961, el Consistorio ponía en evidencia la necesidad de una nueva “Iglesia Parroquial en la zona de ensanche de Montilla por el lado de la Puerta de Aguilar donde la pequeña Iglesia existente no puede ni con mucho acoger a todos los feligreses de los nuevos grupos de viviendas”. Se referían con aquella pequeña iglesia a la de la Merced, diseñada por Ángel Marchena dentro del proyecto de 148 casas unifamiliares que supuso el primer hito habitacional de las Casas Nuevas. Para paliar este déficit espiritual, el Ayuntamiento acordó ceder terreno al Patronato Felipe Rinaldi o, en su defecto, al Obispado de Córdoba, para acometer la construcción, encargando a Antonio Gómez Márquez, el cura del Barrio, las gestiones pertinentes.
Y así, tras encargo de Don Antonio, Sáenz de Santamaría entregaba el proyecto para la construcción de un templo que, junto al santuario, incluía una vivienda para el párroco y una escuela infantil de dos aulas con salón de actos. Si bien el espacio educativo se respetó –en la fachada opuesta a la inicialmente proyectada–, la casa del cura se eliminó, pasando el presunto morador el resto de sus días en su conocida vivienda de la Plaza de la Merced, junto a la iglesia chica.
Quizá el cariño que la vecindad, independientemente de la fortaleza de sus convicciones religiosas, le tiene a su iglesia, estriba en el hecho de que su propia existencia se debe a las aportaciones de los vecinos, quienes bajo el empeño del párroco contribuyeron con los fondos y el trabajo necesarios para ponerla en pie, con su estilo sobrio y funcional. Numerosas dificultades, paralizaciones de obra incluidas y obras benéficas recaudatorias mediante, demoraron su construcción más de lo previsto, y no fue hasta agosto de 1969 cuando se abre al culto la nueva iglesia, pese a que estaba terminada algún tiempo antes.
Entre tanto, mientras se erigía la “Catedral” del Barrio, el 28 de septiembre de 1962 abría sus puertas el Cine Imperial, el primero que la familia Jiménez Hidalgo regentaba fuera del casco histórico de Montilla. Para ello, Josefa Hidalgo, viuda de Isidoro Jiménez –y madre del también empresario del mismo nombre– solicitó permiso al Ayuntamiento, en febrero de 1961, “en lugar denominado Barriada de San Francisco Solano, entre Avda de las Mercedes y calle Conde de la Cortina, para la construcción de un local de una planta a fin de dedicarlo a Salón para proyecciones Cinematográficas de Invierno”.
Acompañaba la solicitud una breve memoria y proyecto de construcción bajo la firma de Sáenz de Santamaría, que especificaba un aforo de 600 espectadores en un único patio de butacas –aproximadamente el doble del actual aforo del Teatro Garnelo–. Destacaba su fachada de trazos rectos y doble taquilla, así como el moderno ambigú de su interior. Lamentablemente, el vecindario vio cómo a principios de los 70, sin haber cumplido una década de vida, el cine tuvo que cerrar sus puertas. Eso sí, se abrieron de par en par las del televisor, aquel artilugio revolucionario que empezó a ocupar los salones de todo el país…
No fue el Imperial el único espacio de Santamaría dedicado al séptimo arte, ya que también firmó el proyecto de actividad del Jardín Cinema, en la calle Ortega, que en verano compatibilizaba su función de lagar vinícola por las mañanas con las proyecciones cinematográficas nocturnas.
Iglesia y cine, dos ejemplos de la arquitectura funcional de mitad del siglo XX, con su armonía y su simplicidad decorativa. Con ellos, Sáenz de Santamaría contribuyó al desarrollo del Barrio de las Casas Nuevas en una doble perspectiva –espiritual y de ocio– que sin duda hizo más amable este nuevo núcleo urbano que, a la postre, se convertiría en el más poblado de Montilla.
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