El arte de contar historias, por Víctor Barranco

Es indudable que los productores y editores de juegos de mesa se enfrentan cada año a la difícil tarea de renovar sus catálogos. Juegos que no terminan de encajar y deben ser eliminados de las estanterías dan paso a nuevas aventuras que ven la luz después de un largo y complejo proceso desde la idea hasta la mesa.
Lo que está claro es que existen juegos que, año tras año, continúan perennes en esos catálogos. Juegazos que copan las listas de los más vendidos y que, por mucho que sumen años, no dejan igualmente de sumar seguidores. Party Games como Monopoly, Trivial o Party y clásicos de estrategia como Colonos de Catán, Risk o Dixit llevan años sufriendo constantes reediciones y expansiones. Para gozo de sus fans, por supuesto…
Voy a centrarme hoy en este último: Dixit. Un juego del francés Jean-Louis Roubira que vio la luz en 2008 y desde entonces incrementa sus ventas cada año. Juego del año en España en la edición de 2009 y ganador del Spiel des Jahres -máximo galardón mundial en juegos de mesa- en 2010. Pero, ¿qué hace diferente a este juego? En primer lugar, sus imágenes. Dixit ha sabido darle un toque especial a sus cartas con ilustraciones realizadas por artistas de gran nivel, que hacen de cada carta una verdadera obra de arte.
Su mecánica es simple: de 3 a 6 jugadores -hasta 12 en Dixit Odyssey-, con 6 cartas en la mano donde en cada ronda uno toma el rol de cuentacuentos, escogiendo una carta de su mano y dando una pista en forma de frase o narración. Cada uno de los otros jugadores, a partir de esa frase, escoge una carta de su mano. Se mezclan todas esas cartas escogidas y cada jugador debe adivinar la carta que puso el cuentacuentos. Pero cuidado, para ganar puntos debe haber gente que adivine esa carta y gente que no. Así que no se pueden poner pistas muy evidentes…
Parece sencillo, ¿verdad? ¡Pues lo es! Y lo mejor es que, a medida que pasa el tiempo, más divertido es el juego. Las historias dan para mucho, y se pueden incluir variantes para darle un toque diferente al juego. Se puede intentar crear un cuento continuando la frase del jugador anterior, o decidir que la pista sea el título de una canción. O jugar en inglés, y practicar idiomas.
Dixit puede y debe ser entendido como un gran recurso pedagógico por su gran versatilidad para aprender jugando. Fomenta la creatividad y despierta la imaginación en niños y niñas de 6 a 10 años, que pueden jugar perfectamente debido a la fácil mecánica de Dixit. Puede servir igualmente para aprender idiomas, si el profesor sabe adaptar el juego a cada nivel. O puede mejorar la capacidad de memorización del alumno, haciendo ciertas variaciones en las reglas.
Pero, por supuesto, Dixit es un juego para divertirse. Da igual la edad, una partida de este juego con tus amigos puede acabar en una batalla de risas donde salten disparatadas asociaciones de ideas, complicidades inexplicables o absurdas respuestas. Todo vale si el fin es desconectar del día a día sentados alrededor de una mesa.
Una gran juego, sin duda, para aquellos poco doctos en los boardgames, por su simplicidad y rápida explicación, pero también para los más asiduos a los juegos de mesa. Eso sí, no sigas buscando los dados.
En Dixit, todo depende de tu imaginación…

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